El curling lo volvió a hacer y se convirtió de nuevo en el deporte sensación de las Olimpiadas de invierno, la vitrina que aprovecha cada cuatro años para atraer como ningún otro deporte a una nueva legión de adeptos.
Lo peculiar de su puesta en escena es la carta de presentación para generar el aura de misterio que le permite diferenciarse de los otros seis deportes olímpicos que se dieron cita en PyeongChang.
No tiene la espectacularidad del esquí alpino, ni la adrenalina del descenso en trineos. Tampoco cuenta con la elegancia del patinaje artístico o el riesgo de las piruetas y carreras del snowboard.
El curling ofrece algo completamente diferente. Combina estrategia, habilidad, trabajo en equipo y muchos gritos.
Además de la presencia de las escobas y las piedras.
Su similitud en esencia con la petanca hace que el objetivo final del juego sea relativamente fácil de entender: gana el que acerque más las piedras a una diana que está ubicada en el otro extremo de la pista.
Pero hay otras particularidades que hacen especial al llamado "juego rugiente".
Te las explicamos.
Las primeras referencias que existen del curling datan del siglo XVI y la creencia general es que se originó en Escocia.
El juego se desarrolla sobre una superficie rectangular de hielo de poco más de 45,5 metros de largo y 4,5 metros de ancho con dos objetivos en cada uno de sus extremos, que en inglés se conocen como house (la casa).
La modalidad más conocida es la que se disputa por equipos, con cuatro miembros en cada uno de ellos que se identifican como el lead (el líder), el second (segundo), el vice skip (vicecapitán) y el skip (capitán y jugador más importante).
Este último es el que decide la estrategia del equipo.
Se juegan diez partidas que se conocen como End, en las que cada equipo, de forma alterna, deslizan ocho piedras de granito.
Cuando la piedra es lanzada va perdiendo velocidad por la fricción con la superficie que tiene diminutas partículas de hielo, que se forman cuando se riega la pista con gotas de agua.
Barrer el hielo con el cepillo hace que la piedra pueda deslizarse más facilmente y también determinar la dirección que toma en su trayectoria.
Los jugadores no pueden tocar las piedras con la escoba.
El equipo ganador es el que logra tener la piedra lo más cerca del centro del círculo en la casa, conocido como button (botón) después que se hayan jugado las ocho.
Esa piedra da un punto, sumando otros tantos extras por cada piedra adicional que este más cerca del botón que la primera piedra del otro equipo.
El equipo ganador de cada partida será el que empuje primero la piedra en la siguiente, de ahí la importancia de la estrategia. Y es que el equipo que lanza de segundo suele tener la ventaja al jugar la última piedra.
Cada uno de los puntos se irán sumando hasta que se terminen las 10 partidas, siendo el ganador el equipo el que más acumule.
En caso de empate se jugará un end adicional.
Normalmente en cada partida se suman uno o dos puntos, lo que hace que los juegos sean muy cerrados y haya mucha tensión al final de cada partida.
Ahora puedes recibir notificaciones de BBC Mundo. Descarga la nueva versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido