El tiempo comienza a escasear para salvar al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el TLCAN, también conocido por sus siglas en inglés NAFTA.
Canadá, Estados Unidos y México habían pactado siete rondas de negociaciones y este domingo empezó la séptima. Ya se da por descontado que serán necesarias algunas más.
Según se acerca el banderazo de salida de las campañas electorales para la presidencia de México y el congreso estadounidense, disminuyen las esperanzas de una discusión sosegada, lejos de los caldeados ánimos partidistas, sobre como darle continuidad al TLCAN.
Si el tratado va a ser ratificado en una versión parecida a su estado actual, esta renegociación debería suceder pronto, aseguran los expertos.
Pero, según dijeron a BBC Mundo varios analistas, todavía subsisten diferencias de fondo que han dificultado llegar a un acuerdo y que, en última instancia, pueden hacer que no se alcance.
Algunos dirían que el principal obstáculo para que se salve el NAFTA se resume en una palabra: Trump.
El presidente de Estados Unidos utilizó sus críticas al tratado como una de las banderas de su campaña electoral.
Los males de su país, asegura desde que era candidato, se aliviarían en parte si dejan de llegar de México inmigrantes indocumentados y productos baratos.
Para Trump, mostrar como trofeo la desaparición de este tratado es parte del mismo proyecto político que quiere ver un muro a lo largo de la frontera con México.
Y frente a esos requerimientos políticos, sostienen los pesimistas, no hay negociación técnica que pueda prosperar.
Pero independiente del huracán político que alborota las relaciones de Washington y su vecino del sur, un grupo de tecnócratas de México, Canadá y Estados Unidos lleva meses reuniéndose para discutir los detalles del tratado.
Se han dado ya seis rondas para la renegociación del mismo, y la séptima que tiene lugar en México debe continuar hasta el 6 de marzo próximo.
Las dudas en torno al compromiso estadounidense con la continuidad del NAFTA solo aumentaron al conocerse este lunes según un informe de la agencia de noticias Reuters, que, en plena ronda de negociación, uno de los negociadores estadounidenses había partido de Ciudad de México, para adelantar consultas en Washington, lo que se teme retrasará el curso de las discusiones.
Tampoco contribuyen a la percepción de apoyo político al tratado los reportes que indican que los presidentes Enrique Peña Nieto y Donald Trump tuvieron en días pasados una conversación telefónica conflictiva, que, aseguran medios estadounidenses, llevó a la cancelación de un planeado encuentro de los mandatarios.
"En muchos temas se ha avanzado en la negociación", le dice a BBC Mundo Manuel Padrón, coordinador de comercio exterior para América Latina de la firma internacional de abogados Baker Mckenzie, quien ha venido haciendo seguimiento a la negociación.
Aunque esta séptima ronda se lleva a cabo con el secretismo habitual en este tipo de reuniones, se esperan avances en estas conversaciones en ámbitos como el de telecomunicaciones, el de comercio electrónico e incluso el laboral, que esta semana el ministro de Trabajo de México, Roberto Campa, consideró que no supone un "obstáculo".
Estos se sumarían a otros capítulos ya cerrados, como el de pequeñas y medianas empresas (pymes) o el de anticorrupción.
Pero en realidad son unos pocos asuntos tienen frenando el avance de la negociación en su conjunto.
"Uno de los temas en donde hay una brecha grande para llegar a un acuerdo es el de las normas de origen en el sector automotriz", le dice Padrón a BBC Mundo.
Parece un tema menor, pero tiene en vilo a la industria automotriz de todo el continente.
Si hay algún aspecto del NAFTA que ha sido un éxito notorio para México es que ha fomentado el desarrollo de una enorme industria automotriz en el centro y norte del país, una de las regiones del mundo que ya compiten y en ocasiones ganan a Detroit en la producción de autos.
Pero los negociadores estadounidenses insisten en un cambio en las reglas que establecen el contenido mínimo de partes "Made in USA" que necesitan tener los autos importados de México para que puedan beneficiarse del comercio sin aranceles que ofrece el NAFTA.
"La controversia no es solamente entre el gobierno de Estados Unidos y el de México. Es con la industria automotriz", señala Padrón a BBC Mundo.
Insiste en que, dada la manera en que está configurada la industria automotriz, con cadenas de suministro que hacen que productos de muchos países se integren en las líneas de ensamblaje de los autos, no habría manera de cumplir las peticiones estadounidenses y mantener los privilegios arancelarios que han propiciado la revolución industrial de la que se benefició México.
Tampoco es el único punto de desencuentro en torno al NAFTA.
La firma de análisis de riesgo político estadounidense Stratfor aseguró en un informe reciente que también hay dificultades para llegar a un acuerdo en el tema de resolución de disputas.
Padrón está de acuerdo en identificar ese asunto como uno de los aspectos complejos de la negociación.
El gobierno de Donald Trump insiste en acabar con los paneles de solución binacionales de controversias que el actual texto del tratado permite. Estados Unidos ha dicho en otras ocasiones que prefiere que las autoridades nacionales los resuelvan.
Esta petición había desencadenado la oposición frontal de Canadá, país que en muchos casos parece estar más cerca de México que de Estados Unidos en la negociación.
También, comenta Padrón, es objeto de disputa una posición atribuida a la delegación estadounidense que busca que el NAFTA expire automáticamente cada cinco años, a menos que se acuerde una extensión.
Padrón asegura que, en algunos aspectos, la renegociación del que ha promovido Estados Unidos es un desarrollo positivo, necesario para adecuarlo a los cambios que ha sufrido la economía del continente en el casi un cuarto de siglo de vida del tratado.
Pero advierte del problema que hay en los tiempos de la negociación.
"Muchos observadores han dicho que si el tratado no está listo en marzo, se atravesará con los calendarios de las elecciones en México, y después, las de Estados Unidos", apunta Padrón.
Por lo que, indica, los negociadores podrían decidir suspender las negociaciones hasta fin de año, cuando haya terminado la temporada electoral.
Ello que parece augurar más incertidumbre aún para la continuidad de lo que era una de las piedras angulares de la economía de la región: la existencia de un marco estable para el libre comercio, el mismo que hoy se ve en entredicho por cuenta de las tormentas políticas que sacuden a estos países.