Podrán volar en los peores escenarios de seguridad, como una guerra nuclear. Dispondrán de sistemas electrónicos típicos de aviones militares, capacidades de comunicación avanzadas y un sistema de defensa propio. Han sido diseñados para funcionar como una Casa Blanca en el aire.
Así serán los dos nuevos aviones 747-800 que Donald Trump negoció con la empresa Boeing como parte de la nueva flota destinada a transportar al presidente de Estados Unidos, los popularmente conocidos como Air Force One.
Las aeronaves han sido modificadas para “proteger y mantener al mandatario y a los pasajeros a bordo durante largos periodos“, señaló un portavoz de Boeing.
Cada uno contará con una sala de comunicaciones, escaleras internas y externas, grandes cocinas y otros equipamientos.
De acuerdo con un portavoz de la Casa Blanca, Trump logró un acuerdo informal con la empresa fabricante para adquirir ambos aviones por un monto total de US$3.900 millones, lo que implicaría un ahorro de US$1.400 millones.
La empresa señaló que Trump había “negociado un buen acuerdo”.
“Boeing está orgullosa de construir la nueva generación de aviones Air Force One, proveyendo a los presidentes de Estados Unidos con una Casa Blanca voladora con un precio excepcional para los contribuyentes”, dijo la compañía en un comunicado.
El gobierno de Estados Unidos tenía planes para la compra de los dos nuevos aviones antes de la llegada del magnate inmobiliario a la presidencia.
De hecho, en diciembre de 2016, siendo precandidato presidencial por el Partido Republicano, Trump cuestionó la compra de las aeronaves asegurando que eran demasiado caras y afirmando que la orden debía ser cancelada.
“Boeing está construyendo nuevos aviones 747 Air Force One para futuros presidentes, pero los costos están fuera de control, más de US$4.000 millones. ¡Cancelen la orden!”, escribió en Twitter.
Pero, en ese momento, la Casa Blanca puso en duda las cifras mencionadas por Trump.
“Algunas de las cifras que han sido citadas, debemos decir, no parecen reflejar la naturaleza del acuerdo financiero entre Boeing y el departamento de Defensa“, dijo el entonces portavoz de la presidencia, Josh Earnest.
La afirmación del gobierno actual de que con la nueva negociación se ahorrarán US$1.400 millones no ha sido verificada de forma independiente.
Richard Aboulafia, analista especializado en el sector aeroespacial, señaló que Boeing no tenía demasiado margen para ofrecer descuentos debido a la gran proporción de equipos fabricados por otras empresas que requieren estos aviones.
“No hay evidencia de un descuento”, dijo y agregó que la Casa Blanca estaba haciendo del tema un “teatro político”.
Técnicamente, la denominación de Air Force One se le aplica a cualquier aeronave que transporte al presidente de Estados Unidos.
Sin embargo, el término se usa con más frecuencia para referirse a la actual flota de aviones en servicio: dos Boeing 747-200B, altamente adaptados para sus funciones especiales, que han estado en servicio desde 1990.
Algunas de características de estas aeronaves son:
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