El sismo de magnitud 7.1 ocasionó el derrumbe del Colegio Enrique Rébsamen, ubicado al sur de la Ciudad de México, y la muerte de 26 personas: 19 niños y 7 adultos, quienes quedaron sepultados bajo los escombros.
[contextly_sidebar id=”FLfYj40lekUmy0Mm5LoBIGTV1RXfSOf6″]De acuerdo con el expediente del centro educativo, compartido por la delegación Tlalpan, la escuela estaba certificada como un inmueble en buenas condiciones.
Sin embargo, el colapso puso al descubierto irregularidades a lo largo de la construcción y ampliación del plantel, tanto en la tramitación de permisos, como en la verificación sobre la seguridad:
El 31 de agosto de 1983, la Oficina de Planeación Urbana de la Delegación Tlalpan, a través de la Sección de Licencias de Construcción, emitió el permiso de construcción en el terreno ubicado en Rancho Tamboreo No. 11, Colonia Nueva Oriental Coapa, de una “escuela para jardín de niños y dos departamentos en cuatro niveles”, con el uso de suelo número 1372, y con la autorización de Seguridad Urbana No. 6701: el Colegio Enrique Rébsamen.
En ese momento, el entonces delegado del Departamento del Distrito Federal, Guillermo Nieves Jenkin, y el Jefe de Oficina, José Manuel Lomas Uribe, autorizaron que en ese predio se construyera de manera legal una escuela, y sobre ella una casa.
De acuerdo con la actual delegada de Tlalpan, Claudia Sheinbaum, esto fue posible porque las normas de construcción que se encontraban vigentes para ese año permitían la regulación de usos de suelo mixtos.
En 2003, con el oficio de folio S1000190/2003, la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) certificó al inmueble construido en Rancho Tamboreo número 11 como un lugar en de “impartición de educación preprimaria y primaria, y compraventa de material y equipo educativo”.
Es decir, avaló el uso de suelo que se estaba dando al edificio.
En 2014, luego de un sismo de 7.2 grados, el arquitecto e ingeniero Juan Mario Velarde Gámez, quien se presentó como Director Responsable de la Obra, hizo constar que la edificación contaba “con los equipos y sistemas de seguridad para situaciones de emergencia previstas en el Reglamento de Construcciones para el D.F.”.
Pero la estructura no aguantó un nuevo sismo y se desplomó con el temblor del pasado 19 de septiembre.
El 25 de noviembre de 1983, la delegación Tlalpan autorizó, a través de la Oficina de Planeación Urbana, con la licencia número 1226/84/14, la “construcción de departamentos, oficinas y salón de juegos con uso exclusivo de los departamentos en cuatro niveles”, en el predio Rancho Tamboreo 19.
El documento fue firmado por los arquitectos Eduardo Castro González, y José Manuel Lomas Uribe.
Para marzo de 1984, la misma oficina autorizó en el mismo terreno una “ampliación de construcción con local de especialidades en tres niveles”, para el estacionamiento del edificio. El permiso fue emitido por los mismos arquitectos que aprobaron la primer licencia, de construcción en este predio.
El 16 de marzo de 1990, la Dirección General de Reordenación Urbana y Protección Ecológica avaló que en ese edificio se impartiera educación secundaria, aún cuando la normatividad vigente lo prohibía en esa zona, dado que su registro era “anterior a la entrada en vigencia y obligatoriedad del Programa Parcial de Desarrollo Urbano vigente”.
Fue así como se legalizó que este inmueble comenzara a operar como el área de secundaria del Colegio Enrique Rébsamen. El arquitecto que autorizó este registro fue Roberto García Rocha.
En junio de 2014, al igual que ocurrió con el inmueble ubicado en Rancho Tamboreo 11, se solicitó que los dueños de la construcción presentaran ante las autoridades de la delegación Tlalpan la Constancia de Seguridad Estructural, que asegurara que el sitio se encontraba en buenas condiciones.
La escuela entregó el documento con el folio 1607/14, firmado por el ingeniero civil Francisco Arturo Pérez Rodríguez, como corresponsable en Seguridad Estructural.
En ese documento, certificó que “cumple con lo dispuesto en el Reglamento de Construcciones para el Distrito Federal y demás normas aplicables, en cuanto a sus condiciones de seguridad estructural”.
Asimismo, el arquitecto Juan Mario Velarde Gámez certificó que el edificio, que operaba como secundaria, pasó las pruebas de carga y no presentaba “agrietamientos, descascaramiento o deflexión de tan magnitud y extinción que sea obviamente excesiva e incompatible con los requisitos de seguridad”.
El arquitecto Juan Apolinar Torales Iniesta emitió un documento, como Director Responsable de Obra, en el que aseguró que “el inmueble ubicado en Rancho Tamboreo 19, con uso de suelo permitido para escuela, cumple con lo dispuesto en el Reglamento de Construcciones para el Distrito Federal”.
Incluso, agregó, contaba con “funcionamiento, instalaciones, equipos y sistemas de seguridad que se requieren para situaciones de emergencia”.
Este martes 26 de septiembre, Claudia Sheinbaum ofreció una conferencia de prensa en la que aclaró que, aunque el Colegio Enrique Rébsamen se encuentra ubicado dentro de la delegación Tlalpan, de la cual es titular, su administración no es responsable de las irregularidades que pudiera presentar el inmueble, siendo esto competencia del Instituto de Verificación Administrativa del D.F. (Invea).
En lo que corresponde a la documentación legal del inmueble, indicó, éste no presentaba ninguna irregularidad; sin embargo, dijo, ante la gravedad de lo sucedido con el derrumbe del Colegio Enrique Rébsamen, se pidió al Colegio de Ingenieros Civiles de México que realice una revisión.
Hasta entonces, informó, el edificio no será demolido.
El titular del Invea, Meyer Klip, declaró que la dependencia no tiene facultades de realizar revisiones ni suspender obras, a menos que reciban una denuncia ciudadana sobre el uso irregular de algún inmueble.
Fue hasta 2016 cuando fueron alertados de la construcción de un jardín en la parte superior del inmueble, ubicado en Rancho Tamboreo 19, y entonces, dijo, indagaron las irregularidades del colegio.
De acuerdo con Meyer Klip, los representantes de la escuela presentaron un certificado de derechos adquiridos de 1993, para poder operar como centro educativo; sin embargo, presumen las autoridades, este documento podría ser falso, por lo que el Invea interpuso una denuncia penal en febrero de este año.
Al Invea, insistió, sólo le corresponde supervisar que los establecimientos cumplan con la normatividad en materia de usos de suelo, por lo que, según Klip, la responsable de determinar si el inmueble cumplía o no con la legislación en materia de construcciones es la delegación Tlalpan.
Luego de que se recibió la denuncia por la construcción del jardín, el Invea acudió a revisar el inmueble y determinó que el tipo de construcción era inadecuada, por lo que “invitó” al colegio a dejar de operar como centro educativo, o a regularizarse.
Los dueños del Colegio Enrique Rébsamen, en lugar de acatar la recomendación del Invea, impugnaron la decisión e iniciaron un juicio, que actualmente se encuentra en curso en el Tribunal de lo Contencioso, para poder seguir laborando. Esa es la razón por la cual, asegura Meyer Klip, el Invea no clausuró la escuela.
Yasmín Esquivel Mossa, presidenta del Tribunal de lo Contencioso Administrativo (TCA), desmiente lo dicho por Klip. En entrevista con Reforma, asegura que el Tribunal le dio la razón al INVEA para que procediera contra la escuela, pues el certificado de uso de suelo era apócrifo.
“Al advertir el Tribunal esto, nosotros en la sentencia que se advirtió el 31 de mayo de 2017 se reconoce la validez de los actos del Invea, la legalidad de los actos del Invea, y la sentencia es en contra del Colegio”, señala Esquivel a Reforma.
El INVEA fue notificado, por lo que desde mayo podía proceder contra el Colegio.
Sin embargo, este jueves 28 de septiembre, el INVEA aclaró que si bien 31 de mayo el Tribunal resolvió en primera instancia a favor del instituto, y éste fue notificado el 26 de junio, la escuela apeló el 1 de agosto, por ello está pendiente su resolución y a la fecha el procedimiento del Invea no ha quedado firme.
notificándoselo al Instituto el 26 de junio, pero la escuela apelo en fecha 1 de agosto y está pendiente su resolución, por lo que a la fecha el procedimiento del Invea no ha quedado firme.
Meyer Klip señaló que el colegio había sido clausurado en dos ocasiones, en 2010 y 2014, por uso irregular de suelo; sin embargo, debido a que en la Ciudad de México las escuelas están consideradas como giros de “bajo impacto”, sólo correspondía al Invea prevenir a los encargados de regularizar las situaciones por las que habían sido sancionados, para seguir operando.
Consulta el expediente entregado por la delegada de Tlalpan sobre el Colegio Enrique Rébsamen: