Andy Murray no levantó la voz, no cambió la faz triste de su rostro ni ondeó una bandera activista, pero su reacción sirvió para exponer un problema que sigue existiendo en el tenis y en el deporte en general: la desigualdad de género.
[contextly_sidebar id=”cYwAA8mUZ6QkNS19uuQyKT4qWy75cidL”]El tenista escocés, todavía cabizbajo por su derrota el miércoles en cinco sets frente al estadounidense Sam Querrey en los cuartos de final de Wimbledon, necesitó sólo de dos palabras para desarticular a un periodista que se olvidó por un momento de los logros de las hermanas Williams, Serena y Venus, en los últimos años.
El hecho ocurrió durante la rueda de prensa posterior al partido, cuando el periodista cuestionó a Murray sobre el hecho que Querrey “es el primer tenista estadounidense en alcanzar las semifinales de un Grand Slam desde 2009”.
“Tenista hombre“, interrumpió el número uno del mundo.
“¿Perdón?”, reaccionó sorprendido el periodista, por lo que Murray repitió “tenista hombre”.
La intervención de Murray sirvió para corregir lo que se consideró un desliz sexista debido a que en la formulación de la pregunta no se tomó en cuenta el éxito de las tenistas estadounidenses.
Sólo desde 2009 Serena Williams ha ganado 12 Grand Slams, mientras que su hermana Venus ha llegado a semifinales y finales en más de una ocasión.
Incluso Madison Keys y Coco Vandeweghe han logrado estar entre las cuatro últimas en uno de los cuatro principales torneos del calendario.
Para la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, Murray mostró que se trataba de “una estrella dentro y fuera de la cancha”, mientras que la madre del tenista se mostró todo su orgullo al decir “ese es mi niño”, junto a la figura de un corazón.
No fue la primera vez que Murray defendió los derechos de la mujeres este año en Wimbledon, torneo que ha recibido críticas por menospreciar el tenis femenino al escoger los partidos que se juegan en sus dos canchas principales.
La tendencia de los últimos años muestra que los organizadores en el All England Club de Londres suelen poner en práctica la fórmula 4-2, con dos partidos del cuadro masculino por jornada y uno del femenino.
“Creo que idealmente debería haber dos de hombres y dos de mujeres en la Cancha Central”, dijo Murray, recomendando que los partidos podrían comenzar más temprano.
“Ellos necesitan encontrar la forma de dividir de manera igual los partidos de hombres y mujeres a lo largo del torneo y no sólo ver un día”.
En los Juegos Olímpicos de Río 2016, luego de ganar su segunda medalla de oro, Murray también tuvo que corregir al periodista de la BBC John Inverdale cuando le señaló que era el “primer tenista en la historia en ganar dos medallas de oro en el tenis olímpico, una hazaña extraordinaria, ¿no es así?”.
El jugador respondió con cierto sarcasmo que “creo que Serena y Venus han ganado como cuatro cada una…“.
También vale destacar que el periodista tampoco tomó en cuenta las dos medallas de oro que ganó el chileno Nicolás Massú en los juegos de Atenas en 2004.
Otro hecho que reforzó la imagen de Murray como icono feminista fue cuando se convirtió en el primer tenista en la élite del tenis masculino en ser entrenado por una mujer cuando anunció su relación con la francesa Amelie Mauresmo en 2014.
También ha hecho campaña por la igualdad en los premios que se reparten entre hombres y mujeres en los torneos y ha resaltado la importancia de la figura femenina en su vida.
“Por mi crianza se trata de algo con lo que estoy acostumbrado. Comencé a jugar tenis por mi mamá, he tenido una relación muy cercana con mis abuelas y siempre he estado rodeado de mujeres. Encuentro más fácil hablar con ellas, me resulta más fácil abrirme ante ellas“, declaró en una ocasión Murray, quien se casó en 2015 con Kim Sears y tienen una hija de un año, Sophia.
“¿Me he convertido en feminista? Bueno, si ser feminista es sobre la lucha para que las mujeres sean tratadas como los hombres entonces sí, supongo que lo soy”, se declaró el tenista británico.