En México existen al menos 29 mil 912 personas desaparecidas, según los registros oficiales, de las cuales, 9 mil 588 tenía entre 12 y 24 años de edad cuando su rastro se desvaneció, lo que equivale a 32% de las víctimas. Se trata, pues, de un problema que afecta particularmente a adolescentes y jóvenes.
[contextly_sidebar id=”KVz7pTm6cdSNBg673dKjLgFdzEupywSy”]Paradójicamente, señala Gabriela Román, “teatrera” morelense y becaria del Fondo Nacional Para la Cultura y las Artes, es poca la conciencia que existe entre la juventud sobre esta problemática, “la conciencia de que es algo que les afecta directamente, y de que, si no son ello, hay otra gente sufriéndola en este momento” y, dada su complejidad, añade, abordar el tema en ámbitos juveniles resulta también difícil.
Así surgió “Umbra”, montaje escénico que se presenta todos los sábados y domingos de abril en el teatro El Granero (del Centro Cultural del Bosque, en Chapultepec), que sin solemnidad alguna, “y a veces incluso de forma divertida”, hace un repaso histórico por este recurso añejo de regímenes represivos y grupos violentos, practicado de forma sistemática en todo el mundo al menos desde la Segunda Guerra Mundial.
“Lo que pretendemos –señala Gabriela, autora, directora y parte del elenco–, es abordar este tema desde un ángulo que no sea solemne, porque cuando un montaje es demasiado denso o melodramático, se forma una barrera de protección en el público. Entonces, lo que pretendemos es entrarle al tema de la desaparición forzada por otro lado: desde el humor.”
No se trata, aclara, “de una obra cómica, sino que presentamos una exposición de la problemática, de forma amena, dinámica, buscando un tránsito de emociones, que en un momento te puede hacer reír y más adelante, quizá, llorar.
Animaciones, video en tiempo real, baile, karaoke, concursos (y premios) son los recursos narrativos con los que en escena, Gabriela, Tania Mayrén y y Delfino Vergara llevan a adolescentes y jóvenes, y adultos también, por un recorrido a las entrañas de la desaparición forzada, las dictaduras en América Latina, regímenes autoritarios de Europa y África; y luego una narración futbolera va, gol a gol, penal a penal, golpe por golpe, repasando la guerra sucia mexicana de los años 60, 70 y 80, y luego por la guerra contra el narco, a partir de historias y testimonios verdaderos.
Esta es la segunda vez que Umbra, escrita en 2015, es montada, explica Gabriela, y “la recepción del público ha sido muy interesante: los chavos nos comentan que les gusta mucho que no sea como una típica clase de historia, rígida, sino que incluso los hace reír. Y ha habido chicos y chicas verdaderamente conmovidos, algunos porque no sabían de este problema, y otros porque no tenían idea de su magnitud”.
Umbra es, detalla, un montaje basado en el formato de teatro-documental, cargado de datos concretos sobre la problemática de la desaparición forzada en México, Latinoamérica y otras partes del mundo, pero que busca, sobre todo, “conmemorar a las personas que están desaparecidas, recordarlas, bajo el concepto básico de la palabra, que es pasar por el corazón, entonces, lo más importante para nosotros es que estas historias puedan pasar por el corazón de la gente que acude al teatro, de una forma lúdica. Nuestro objetivo es que no se olvide”.
–¿Por qué decidieron usar este formato, el “teatro-documental”?
–Este formato ha sido usado en muchos países, en momentos en los que han sufrido golpes de estado, represión, dictaduras –explica Gabriela–, en esos momentos, los teatreros han tratado de abordar la escena, desde la realidad misma, es decir, ya no con ficciones, sino con historias reales. Y para mí, como autora, me parecía que no había una ficción que pudiera dar cabida a la enormidad del problema, que es muy serio, y muy doloroso.
Además, añade, “afuera del teatro hay tanta ficción, tanta teatralidad, en los gobernantes y en la sociedad, que me era necesario tomar datos reales para abordar estos temas”, y era también importante, subraya, “que quienes participaran en el montaje fueran teatreros no sólo con un compromiso estético, sino que tuvieran la inquietud, el compromiso personal, de abordar esta situación”.
–Además del teatro El Granero, ¿Umbra se presentará en espacios juveniles?
–Estamos tratando de construir canales con comunidades escolares –explica Gabriela–, y evidentemente quisiéramos tener otra temporada, quisiéramos llevarla a más público, llevarla a festivales, y ojalá presentarla en otros países de América Latina, con los que compartimos esta realidad tan dolorosa.
Umbra se presenta sábados y domingos de abril en el teatro El Granero, en Chapultepec, a un costado del Auditorio Nacional, a las 12:30 horas y, si estás interesado en entrar en contacto con este grupo de teatreros, puedes encontrarlos en @teatroAriles.
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