San Petersburgo, la segunda ciudad más importante de Rusia, vivió momentos de angustia este lunes por una explosión en el subterráneo que dejó al menos 11 muertos y decenas de heridos.
[contextly_sidebar id=”sz1GgId53fPl21cTl3LA9oUBgSF9tSDP”]El estallido ocurrió en un vagón del metro de la ciudad y provocó la muerte de siete personas en el lugar, y cuatro más cuando eran atendidas por los servicios de emergencia.
Otras 45 víctimas resultaron heridas, pero la cifra pudo haber sido más grande de no ser porque el conductor del metro logró llevar al tren a una estación para que accedieran rápidamente los servicios de emergencia.
Aunque hasta ahora ningún grupo se ha reivindicado el presunto ataque, el primer ministro ruso Dimitri Medvedev tildó el hecho como “terrorismo”.
Esto es lo que se sabe después de uno de los más graves incidentes en San Petersburgo en las últimas décadas.
El explosivo estalló alrededor de las 14:30 hora local (11:30 GMT) después de que un tren salió de la estación Ploshchad Sennaya, dirección sur hacia Tekhnologichesky Institut, la cual sirve a dos líneas.
Los primeros reportes hablaban del estallido de dos bombas, pero las autoridades confirmaron después que hubo una sola detonación en el tercer vagón del tren.
A pesar de que la explosión ocurrió entre las dos estaciones, el conductor continuó su marcha hasta Tekhnologichesky Institut para que las víctimas pudieran ser atendidas con mayor facilidad.
Según el comité que investiga el caso, esta decisión pudo ser crucial para evitar más pérdidas de vidas.
Los primeros reportes indican que la bomba era un dispositivo improvisado que contenía dinamita y que posiblemente fue escondido en un maletín cerca de las puertas del vagón.
Minutos después de la detonación, otro artefacto fue encontrado apoyado en una pared de otra estación de metro de la ciudad, Ploshchad Vosstaniya.
Éste logró ser desactivado de forma segura y, de acuerdo con varios reportes, contenía un kilogramo de dinamita, lo que hubiera provocado una explosión mucho más grande que la primera.
Ninguna organización se había adjudicado el ataque pasadas las primeras horas, pero un sitio web local, Fontanka.ru, y la televisora Ren TV publicaron imágenes de cámaras de seguridad de un sospechoso.
Mostraban a un hombre con barba que lleva un sombrero negro y un abrigo. No se sabe si sobrevivió a la explosión.
Una mujer que viajaba en el vagón anexo al de la explosión, identificada por medios locales como Polina, dijo al sitio de noticias Bumaga que estaba de pie cuando ocurrió el estallido.
“Hubo un ruido ensordecedor, luego un fuerte olor y humo. La gente se empujaba una contra la otra. Dos mujeres inmediatamente se sintieron mal y cayeron inconscientes. Todo sucedió en movimiento, el tren no se detuvo“, dijo.
Cuando finalmente el tren entró en la estación, los pasajeros vieron “que el vagón vecino estaba destrozado, con el cristal de la ventana roto, no había luz y había mucha sangre“.
El primer ministro Dmitry Medvedev describió el incidente como un “acto terrorista”, mientras que el comité de investigación dijo que estaba abriendo una investigación penal en virtud del artículo 205 del código penal que se refiere específicamente a los actos terroristas.
“Todos los que resultaron heridos en el ataque terrorista en el metro de San Petersburgo recibirán toda la ayuda médica que necesitan (…). Mis más sentidas condolencias van para los amigos y familiares de las víctimas de la explosión. Este es nuestro dolor común”, dijo Medvedev.
Sin embargo, el comité dijo que todas las demás posibilidades estaban siendo investigadas también.
El senador Viktor Ozerov, quien dirige el comité de defensa ruso, dijo que las medidas antiterroristas parecían haber fallado este lunes.
“La tragedia en San Petersburgo nos dice que, en algún lugar, las medidas antiterroristas que se han tomado no han funcionado”, dijo Ozerov hablando en el Parlamento ruso.
“Ahora necesitamos descubrir las razones por las que nuestro sistema fracasó y elaborar una serie de medidas para no permitir que se repitan esos errores”, añadió.
En el momento de la explosión, el presidente Vladimir Putin estaba a las afueras de San Petersburgo en una reunión con el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, en el palacio Konstantin de Strelna.
Las autoridades rusas son muy prudentes antes de culpar a alguien de la explosión del metro el lunes.
Una cita anterior del fiscal general de que se trataba de un “acto de terrorismo” fue rápidamente retractada.
El Servicio de Seguridad FSB, los sucesores de la KGB de la era soviética, cuenta con investigadores hábiles, incluidos expertos en explosión forense.
Ellos han estado examinando el residuo explosivo de pistas, así como el segundo dispositivo que se encontró intacto.
Es probable que sus sospechas se centren en dos posibles líneas de sospecha, ninguna confirmada todavía.
Uno: un grupo inspirado en Estado Islámico que haya actuado luego de los recientes ataques aéreos rusos en Siria.
Dos: nacionalistas chechenos, o incluso una combinación de ambos.
Tanto los militantes chechenos como los yihadistas extranjeros tienen un historial de planes para atacar los centros de transporte de Rusia, especialmente en Moscú.
Se estima que 7.000 rusos han viajado a Siria para unirse a grupos extremistas y algunos han regresado.
Las autoridades de Moscú dijeron que estaban tomando medidas de seguridad adicionales en el metro de la capital rusa, así como en estaciones de tren, aeropuertos y otros lugares públicos.
El metro de San Petersburgo quedó cerrado este lunes y el gobierno declaró tres días de duelo.
Las calles aledañas a la estación, y las de gran parte del centro de San Petersburgo, quedaron desoladas durante las horas siguientes al atentado.
En la última década, la infraestructura de transporte de Rusia ha sido objetivo de ataques: