El Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) es el único sistema que atiende a escuelas de las localidades más alejadas y marginadas del país. Los estudiantes son hijos de campesinos, toman clases en chozas y los maestros atienden grupos de diferentes grados al mismo tiempo porque hay poco personal.
En 2015, el organismo recibió 645 millones de pesos para repartir útiles escolares, pero adjudicó el contrato de compra de manera directa al Fondo de Fomento y Desarrollo de la Investigación Científica y Tecnológica de la Universidad Autónoma del Estado de México (FONDICT-UAEM), aunque este no tuviera la capacidad de cumplirlo.
[contextly_sidebar id=”y86jhEO9T7Zna2vADTUulGB8pxI6G2Nh”]El FONDICT a su vez contrató a otra empresa y esta a su vez a otras; es decir, hubo una triangulación de recursos y empresas para supuestamente cumplir el contrato. Sin embargo, aunque el dinero fue erogado, algunos productos no llegaron a los estudiantes o fueron pagados a sobreprecio.
Así lo comprobó la Auditoría Superior de la Federación en la Cuenta Pública 2015 en las auditorías de Desempeño, Financiera y de Cumplimiento, durante la gestión de Joel Guerrero Juárez como director del Conafe.
Respecto a la infraestructura, el Conafe ni siquiera ha hecho un diagnóstico preciso de las carencias, lo que dificulta su atención, pese a que en 2015 tuvo 627 millones de pesos para rehabilitación y equipamiento.
El Conafe firmó convenios por 695 millones de pesos para la adquisición y suministro de útiles y diccionarios escolares, auxiliares didácticos, playeras y mochilas. Uno de ellos se adjudicó directamente al FONDICT por un monto de 575 millones de pesos.
En el estudio de mercado se comprobó que el Fondo de la UAEM presentó una propuesta con sobreprecios por un millón de pesos respecto a la propuesta más económica.
Además, aunque el FONDICT-UAEM presentó un escrito del 9 de enero de 2015, en el que dijo que tenía la capacidad técnica, material y humana para la realización del objeto de los convenios y que en el caso de requerir a un tercero, no rebasaría el 49%, en realidad contrató la totalidad de los recursos.
El FONDICT hizo dos subcontrataciones. Por una pagó 511 millones de pesos por los productos y otra para realizar su distribución, por 87 millones de pesos, “por lo que obtuvo una utilidad bruta por 6,081.4 miles de pesos, aseguró la Auditoría.
En tanto, el proveedor de playeras y mochilas contratado por el CONAFE por 32 millones de pesos, subcontrató con otra empresa para el 100% de los recursos y a la cual le pagó 20 millones de pesos.
Para dicha compra hubo dos ofertas con precios más bajos por 5 millones de pesos, pero el Conafe escogió al proveedor que subcontrató a otras empresas. Aunque el Consejo aseguró que se garantizaron las mejores condiciones por los aspectos técnicos; sin embargo, “no acreditó los parámetros y criterios que definieron la calidad requerida de los bienes”, señaló la Auditoría.
En la revisión del monto total adjudicado, 695,473.7 miles de pesos, el Conafe presentó las notas de entrada, sellados por el almacén, como lo establecían los contratos, excepto por el monto de 300 mil pesos, toda vez que no acreditó su recepción con los recibos de mercancías entregadas por el FONDICT-UAEM.
La Auditoría no aclaró si realizó alguna visita a los almacenes o a los beneficiarios de los productos.
Este esquema de subcontratación ha sido detectado por la Auditoría como un mecanismo ilegal en el que dependencias de la administración pública firman convenios con universidades, que a su vez subcontratan a más empresas para realizar los servicios. Sin embargo, no ha habido ninguna sanción para ningún funcionario.
Aunque la infraestructura de las escuelas Conafe es precaria, dicho organismo no ha emitido un diagnóstico preciso para ubicar el tipo de carencias y prioridades para cada escuela.
Por eso es que los centros escolares beneficiados en 2015 no fueron las localizadas en las áreas de mayor rezago social ni en condiciones altamente desfavorables como lo establecen los lineamientos del programa “Proyectos de Infraestructura Social del Sector Educativo”.
En 2015, el presupuesto ejercido por el consejo en dicho programa fue de 627 millones de pesos, 28% menos de lo presupuestado, por lo que no se entregó 59 mil unidades de mobiliario como mesas, sillas y pizarrones que estaban previstas en ese año.
El Conafe benefició con obras de construcción y rehabilitación a mil 524, es decir, 0.9% de las 162 mil escuelas de educación básica que requieren atención. De ellas, sólo 72% (1,099) tenía diagnóstico sobre el estado de la infraestructura.
Sin embargo, esos diagnósticos “no permite cuantificar con precisión el número de obras requeridas por tipo de construcción, rehabilitación y equipamiento”, ni realizar una valoración objetiva del estado físico de la infraestructura, ni cuantificar el costo de las obras. Esto, “impidió evaluar la atención de las necesidades de infraestructura física de las escuelas”, afirmó la Auditoría.