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Lo gracioso del cáncer
Lo gracioso del cáncer
5 minutos de lectura

Lo gracioso del cáncer

07 de febrero, 2017
Por: Claudia Godoy

Nota del editor: esta entrada fue publicada originalmente en ClickNecesario.com, el 19 de octubre de 2015.

La comedia es aquello que nos hace reír. El cáncer, una terrible enfermedad. Combinar ambas podría parecer insensible e incorrecto. No obstante, alrededor del cáncer no sólo hay dolor, también puede haber humor. Los siguientes ejemplos son muestra del acertado del cliché que asegura que “la risa es la mejor medicina”.

 ¿Chichis-tosas?

Tig Notaro es una comediante estadounidense que a los 41 años fue diagnosticada con cáncer en ambos senos. Después de enterarse de su padecimiento le resultó imposible seguir contando los chistes que acostumbraba, ya que para ella habían perdido relevancia. Su situación había cambiado por completo y hacer chistes sobre el tráfico vehicular carecía de sentido. Tres días después de ser diagnosticada ofreció un show en Los Ángeles, donde abordó las dificultades por las que estaba pasando. El show resultó hilarante, se ganó el reconocimiento de comediantes como Louis C.K, Ed Helms, Bill Burr y Mary Lynn Rajskub (que estaban presentes) y hoy en día es considerada una presentación legendaria.

Notaro abre su famosa rutina citando la fórmula de Mark Twain para la comedia: “Humor = tragedia + tiempo”, y entonces agrega: “lo único que yo tengo en este momento es tragedia”. Aun con el elemento faltante, la audiencia estalla en carcajadas. Desde el principio, Tig nos invita a reírnos… de su cáncer. En sus chichis.

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Realmente no tenía mucho que perder.

 

Cojo. Y feliz.

“El Cojo feliz” dice que uno de los momentos más amargos de su vida fue cuando mordió una semilla de limón… “y, bueno, lo del cáncer también estuvo culero”. “El Cojo Feliz” es un comediante mexicano de 26 años que tuvo cáncer en la rodilla a los 21.

Para él la comedia se convirtió en el elemento más importante de su vida, ya que antes de ser diagnosticado nunca se había parado en un escenario a contar historias propias. Su rutina se enfoca en la cojera que le heredó el cáncer, y afirma que su humor se agudizó a partir de la enfermedad: se dio cuenta de que él y su familia lo pasaban mal y decidió ponerse a hacer chistes al respecto para liberar la tensión acumulada.

No faltó el tío imprudente que le dijera “oye, pues hasta eso qué bueno que te dio cáncer de joven, ¿no? ”. Y desde su rodillita respondió: “sí, ¿verdad?, no lo había pensado: acabo de terminar la carrera, estoy en el apogeo de mi vida… ¡es el momento ideal! A ti lo pendejo te dio ya de grande, ¿no?” (¡Pum, tío!)

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No puede salir sin su selfie stick bastón.

Actualmente, “El Cojo Feliz” recibe burlas alrededor de su enfermedad, ya que sus colegas y gente del medio le dicen que el cáncer es lo mejor que le pudo pasar en la vida porque sin esto no habría tenido material para compartir con la gente y hacerla reír. Puedes seguirlo en Facebook para que te enteres de sus próximas fechas y vayas a aprender algo de la vida dura.

 

Inmortal (hasta que se demuestre lo contrario)

Mientras lees esto, Josh Haddon se encuentra “luchando una batalla contra el cáncer” (frase de la que se burla majestuosamente el standupero Norm McDonald en esta rutina). Josh es un comediante que desde diciembre de 2014 se ha dedicado a contarnos el proceso de su enfermedad a través de su blog. El desarrollo de su historia es intrigante…

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Éste es el último tatuaje que se ha hecho Josh Haddon.

Haddon no deja de ser sincero a cada momento y eso es lo que nos hace empatizar fuertemente con él, porque aunque no lo conozcamos en persona y no tengamos cáncer, resulta refrescante verlo hablar acerca de lo que vive día a día. Sus anécdotas de quimioterapia, cirugías y dolores son narraciones divertidas de un tipo chistoso que nos cuenta su problema como si se tratara de conquistar a una chica o abrir un negocio. El cáncer para Haddon es sólo un problema más y lo encara riéndose. Además, ha sabido sacarle jugo: pasó de tener un simple WordPress a un sitio más en forma donde puedes preordenar el libro que está por publicar.

 

Caricatura del cáncer

Finalmente, tenemos a el amor de mi vida Sterling Archer. Archer es un personaje de caricatura del que te puedes enamorar muy fácilmente a quien le da cáncer de mama (sí, es hombre; sí, no tiene sentido, ya dije: es una caricatura) en la segunda temporada del show homónimo. Los capítulos en que Archer vive la experiencia de tener cáncer resultaron ser de los más graciosos (y criticados). Nuestro antihéroe, que en circunstancias normales es frívolo, mujeriego y alcohólico, entre otras cosas, le encuentra un significado distinto a la vida y se cura del cáncer con éxito.

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Hasta moribundo es guapo <3

Que no se malentienda, el tema no se trata a la ligera: Archer pasa por todo el proceso de cirugía, quimioterapia, vómitos, debilidad y demás. Incluso hay una conversación en reddit de un individuo que tuvo cáncer testicular y expresa cómo Archer le ayudó a relacionarse con la enfermedad y saber que podía “patearle el trasero”. La honestidad del personaje nos hace empatizar con él, preocuparnos, reírnos de haberle tatuado su nombre a un bebé y agradecer que existan historias que traten los problemas cotidianos de manera divertida y sin filtros de lo políticamente correcto.

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La verdad sí es incorrecto tatuar bebé. Y no sólo políticamente.

 

La risa después del túnel

Los mejores comediantes suelen visitar temas oscuros y tétricos para encontrar las risas más frescas e inesperadas: “El stand up te da la ventaja de ser tú el portador [del sufrimiento] y desarrollar desde ahí. A la gente tal vez le da risa que no son ellos los que están sufriendo”, dice “El Cojo Feliz”, aunque “cada quien tiene su propio cáncer”, añade.

El “cáncer” de cada uno puede ser desde un problema menor como no poder dejar de comerse las uñas, hasta no encontrar trabajo o que te rompan el corazón. A fin de cuentas, todos tenemos algo que nos preocupa diario, que nos consume la energía de la vida. Y si no hay nada de momento, pues nuestro cáncer es la propia vida, que aun sin estar enferma está condenada: llegará el día en que deje de ser. Así pues, mejor botarnos de la risa mientras… como si tuviéramos cáncer.

Los buenos humoristas nos enseñan, pues, que se vale y que es necesario reírse de nuestra enfermedad (de todas, para el caso), así como también otra cosa extravaliosa: que el sufrimiento y la comedia vienen del mismo lugar. Estas personas demuestran que hasta el peor problema es sólo un problema más y que el sufrimiento deviene comedia en la zona más divertida y vulnerable de las personas, creando los mejores chistes acerca de la vida.

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Imagen BBC