Nota del editor: esta entrada fue publicada originalmente en ClickNecesario.com, el 13 de julio de 2016.
Por culpa de Disney tenemos concepciones muy erróneas de cómo funciona la vida. Nunca sabremos a ciencia cierta por qué decidieron cambiar las versiones originales de algunos cuentos infantiles. Aunque nuestras sospechas nos dicen que tuvieron miedito porque, agárrense, las historias son muy escabrosas.
Érase una vez la versión original de Giambattista Basile, en donde la bella durmiente no se pincha en un telar. Más bien, se clava por accidente una astilla de lino debajo de una uña y cae, aparentemente, muerta. Esto es demasiado para su padre, quien decide conservar su cuerpo sobre una cama dentro de su enorme propiedad. Un día, mientras el rey cazaba, la ve muy dormidita, muy bonita y la viola.
Ella queda embarazada y años después de dar a luz, aún inconsciente, uno de sus hijos le chupa el dedo y saca la astilla. La bella durmiente despierta y el rey, quien obvio estaba casado, mata a su esposa para poder casarse con la joven amodorrada. FIN. ❤
Al igual que la versión que conocemos, la sirenita salva al príncipe de ahogarse, se enamora de él y le entrega su voz a una bruja, quien le da un par de piernas a cambio. Pero la verdad es que no fue nada fácil para la hija de Tritón. El cuento original dice que cada paso que daba con sus nuevas piernas le dolía como si un montón de cuchillos se le clavaran en los pies. Sin importar el dolor, la sirenita trata de conquistar al príncipe bailando con él.
El muy malagradecido (y despistado, por no decir algo peor) termina confesando que está enamorado de la princesa a la que fue prometido desde siempre, en especial porque piensa que ella fue la que le salvó la vida. Como la sirenita no habla, no puede decirle la verdad. Así que la bruja le ofrece volver todo a la normalidad si mata al príncipe y derrama la sangre sobre sus pies. Ella no puede hacerlo porque aún lo ama, así que cuando trata de regresar al mar se convierte en espuma. *llora, llora sin parar* FIN.
En la versión original, los hermanos Grimm llevaron a extremos sanguinarios el destino de las hermanastras malas. Para empezar, cuando a la mayor no le queda la zapatilla (de oro originalmente, no de cristal), se corta los dedos de los pies; luego la otra se corta el tobillo. En ambos casos, el príncipe se entera de la mentira al notar la sangre en el zapato gracias al chisme de una paloma enviada por la mamá muerta de Cenicienta.
Para terminar, una vez que la verdad sale a la luz y Cenicienta se casa con el príncipe, durante la boda las palomas chismosas llegan a sacarle los ojos a las hermanastras. FIN.
En la versión de Disney, la malvada bruja le pide al cazador el corazón de Blanca Nieves para probar su muerte. En la de los Grimm también, más sus pulmones e hígado. Más adelante, no es un beso lo que la salva, sino que el príncipe una vez que la encuentra “muerta” en el ataúd, le pide a los enanos llevársela para darle un funeral digno. En el camino, con el movimiento del féretro, se le desatora la manzana a la joven y así es como despierta.
Como no está muerta, el príncipe se casa con ella. La madrastra, quien no sabía de quién era el fiestón, llega a la boda y es obligada a bailar en zapatos de hierro ardiente hasta morir… ¡Qué buena boda! FIN.
En la novela de Chu Renhuo, Mulán es una mujer que se disfraza de hombre para tomar el lugar de su padre en la milicia, justo como Disney nos contó. Excepto que en la versión original, cuando la joven regresa de la guerra se entera de que su padre murió, su madre se casó con alguien más y el khan (gobernante) quiere hacerla su concubina.
Como Mulán es sabia y tiene dignidad (no como otras acompañantes de gobernantes…), no soporta esto y mejor se suicida. HERMOSO FIN.
A diferencia de ‘Enredados’, los hermanos Grimm nos contaron la historia de una niña de 12 años, igual con cabello muy largo. Esta niña dejaba que el príncipe la visitara, trepando a su habitación por medio de su cabello. La bruja de este cuento no es más que una mamá (bueno, sí es una bruja) escandalizada que cuando se entera que la niña está embarazada del príncipe, le corta el cabello, la destierra y la manda al salvaje bosque.
Cuando el príncipe regresa una vez más, escala el cabello pensando que todavía estaba en la cabeza de su amada y ¡oh, sorpresa!, encuentra a la bruja malvada en su lugar. Ella lo empuja desde lo alto de la torre y, aunque amortiguan su caída, las espinas de los arbustos le sacan los ojos. FIN.
Este cuento no se trata originalmente de la amistad entre especies, nos partieron el corazón. El relato del escritor Daniel P. Mannix trata originalmente de un zorrito que engaña a un perro para llevarlo a las vías de un tren en donde es atropellado y muere. El amo del perrito, muy enojado, decide entrenar a otro perro (el que vemos en la película de Disney), quien de tanto perseguir al zorrito le provoca la muerte debido al cansancio.
El perrito casi muere también, pero su amo lo cuida para que recupere su salud. Después mejor le dispara porque realmente no podía tener un perro en el asilo en el que vive… FIN.
Todos (o casi todos) conocemos la historia: en un pueblo hay una infestación de ratas, el gobernador contrata al flautista, y este las expulsa del pueblo guiándolas hasta el río gracias a la hipnotización de su melodiosa flauta. Pero ahí no acaba realmente.
La historia continúa porque, como político mexicano, el gobernador no cumple su palabra y se niega a pagar lo acordado. Por esta razón, el flautista regresa y esta vez hipnotiza a los niños del pueblo y los desaparece. Como ratas. FIN.
A ustedes, ¿les gustaron más las versiones originales? ¿Creen que nos hubiéramos ahorrado muchas decepciones si nos contaran los cuentos como son? ¡En fin!
Con información de Flavorwire.