Se registró un ataque con disparos la noche del domingo en una mezquita de Quebec, Canadá.
[contextly_sidebar id=”IDajt8nl51Aqf1HvNzFNXV1SbD3yWOqL”]Seis personas murieron y otras ocho quedaron heridas.
Dos sospechosos fueron detenidos.
“Esta noche, los canadienses lloran por aquellos que murieron asesinados en un cobarde ataque contra una mezquita en la ciudad de Quebec. Mis pensamientos están con las víctimas y sus familias”, publicó en Twitter el primer ministro canadiense, Justin Trudeau.
Después, en un comunicado, condenó lo que llamó como un ataque terrorista.
“Mientras las autoridades siguen investigando y los detalles siguen confirmándose, es doloroso ver una violencia tan insensata. La diversidad es nuestra fuerza, y la tolerancia religiosa es un valor que nosotros, como canadienses, queremos”, expresó.
“Unámonos contra la violencia. Somos solidarios con el pueblo musulmán de Quebec”, publicó el primer ministro de la provincia de Quebec, Philippe Couillard. Después también se refirió al hecho como un “acto terrorista”.
Se lanzó una vasta operación policial luego del tiroteo, que tuvo lugar tras la plegaria nocturna en el Centro Cultural Islámico.
Horas después de la tragedia, la policía intentaba reconstruir los hechos interrogando a los sobrevivientes del tiroteo, que fueron reunidos en un centro deportivo cercano.
“Los dos hombres llevaban un pasamontañas negro”, explicó un testigo a Radio-Canada, sobre los atacantes.
Por ahora, la policía no sospecha que haya más implicados en la agresión, de acuerdo con la portavoz Cristine Coulombe.
El Centro Cultural Islámico de Quebec, conocido como una gran mezquita, ya había sido blanco de un ataque de odio aunque mucho menos grave: una cabeza de cerdo fue colocada delante una de sus puertas durante el Ramadán en junio pasado.
El ataque llega mientras Canadá promete abrir los brazos a musulmanes y refugiados, después de que el presidente de Estados Unidos firmó el viernes un controvertido decreto que suspende el ingreso de refugiados y ciudadanos de siete países musulmanes, desatando caos en los viajes e indignación en el mundo.
En Estados Unidos, la Policía de Nueva York informó sobre una reforzamiento de la seguridad en los puntos donde hay mezquitas, tras lo ocurrido en territorio canadiense.