Para mediados de la próxima década los autos y camiones que tengan motor diésel no podrán transitar en cuatro grandes ciudades.
Este a lo que se comprometieron el jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, la de París, Anne Hidalgo, y el alcalde de Atenas, Giorgos Kaminis, este jueves en Ciudad de México.
Allí se reunieron a propósito de la sexta Cumbre Bienal de Alcaldes, el evento más importante del Grupo de Liderazgo Climático, conocido como C40 (un conjunto de ciudades que trabaja para reducir las emisiones de carbono y adaptarse al cambio climático).
Para cumplir con su compromiso, los funcionarios darán incentivos a los residentes para que utilicen vehículos alternativos y promoverán el uso de bicicletas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año se producen unas tres millones de muertes relacionadas con la exposición a la contaminación del aire.
En los últimos años los motores diésel, que requieren gasóleo (gasoil) en vez de gasolina, han sido objeto de un creciente escrutinio, ya que la preocupación sobre su impacto en la calidad del aire también a aumentado.
Estudios recientes han demostrado que los autos diésel, a diferencia de los vehículos de gasolina, arrojan niveles altos de lo que se conoce como óxidos y dióxidos de nitrógeno, llamados NOx.
Y el dióxido de nitrógeno (NO2) es particularmente nocivo, pues -según investigaciones- pueden causar o exacerbar una serie de condiciones de salud, como inflamación pulmonar, lo que puede desencadenar en asma y bronquitis, y el aumento del riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
Además, produce unas partículas en suspensión muy finas que pueden penetrar con más facilidad en los pulmones.
Ahora los alcaldes de varias ciudades conocidas por los problemas de contaminación han decidido utilizar su autoridad para reprimir el uso del diésel.
“No es ningún secreto que en Ciudad de México nos enfrentamos a dos problemas que van unidos: la contaminación atmosférica y el tráfico”, declaró el jefe de gobierno de esa ciudad, Miguel Ángel Mancera.
En la ciudad latinoamericana se estima que hay 3,5 millones de vehículos con alto consumo de energía fósil (gasolinas, diesel y gas), según el Fideicomiso para el Mejoramiento de las Vías de Comunicación del Distrito Federal de México.
De ellos, casi 180.000 tienen motor diésel.
Una proporción que, si bien parece mínima, el experto en calidad del aire, Xavier Querol, profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España considera que no es desdeñable, tomando en cuenta que la mayoría de esos vehículos son autobuses.
Por su parte, la alcaldesa de Madrid Manuela Carmena dijo que “al reducir las emisiones de gas invernadero que generan nuestras ciudades, el aire que respiramos será más limpio y nuestros hijos, nuestros mayores, y en general nuestros ciudadanos, estarán más sanos”.
“Estoy de acuerdo en que se prohíban los diésel actuales o recientes (que contaminan más del doble de los que se fabrican en la actualidad, según expertos)”, agrega el experto.
“Pero si la tecnología es capaz producir un diésel que sea limpio, no veo por qué haya que prohibirlas”.
En el pasado gobiernos promovieron el uso de vehículos diésel debido a que producían menos emisiones de CO2, que contribuye al cambio climático.
Pero ahora el juego vuelve a cambiar.
Para el analista en temas ambientales de la BBC Roger Harrabin, esta prohibición de motores diésel es “muy importante” debido a que “los fabricantes de auto saben que es cuestión de tiempo para que otras ciudades sigan el ejemplo”.
¿Quiénes diseñan los autos?
En la cumbre, la alcaldesa de París Anne Hidalgo advirtió que en su ciudad no seguirán “tolerando la contaminación atmosférica y los problemas de salud y muerte que provoca”. “Especialmente en nuestros ciudadanos vulnerables”, añadió.
“Los grandes problemas como la contaminación requieren grandes acciones para hacerle frente”, agregó.
Los alcaldes también pidieron a los fabricantes de autos y autobuses que se unieran a su causa.
Y Harrabin no duda que así lo harán.
“La historia de la fabricación de vehículos demuestra que las empresas que no están al día con las mejoras ambientales fracasarán en el mercado global”.
“Los grandes diseñadores de autos no son los fabricantes, sino los legisladores“, agregó Harrabin.
El analista pronostica que si ya hay prisa por mejorar los carros eléctricos, de hidrógeno y los híbridos, “ahora se convertirá en una estampida”.
Sin embargo, Querol considera que, además de prohibir para el 2025 la circulación de estos autos, habría que tomar medidas que tengan impacto a muy corto plazo.
“Prohibirlos es una opción, pero ¿qué otra alternativa hay?“, le dice a BBC Mundo. “A lo mejor no podemos pasar de no tomar acciones a tomar medidas drásticas”.
“Lo que habría que aplicar es una política más drástica a una escala más cercana y obligar a los autobuses y camiones que ya están en circulación a equiparlos con tratamientos de gases de emisión”.