[contextly_sidebar id=”Y7goqqpM3076mMhpQf7GPwyY1iaX8aNG”]La historia de Fidel Castro y su revolución en Cuba está vinculada estrechamente con México. Fue este país que, en 1955, lo acogió tras el frustrado asalto al Cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953.
Tras permanecer preso casi dos años en Cuba, Fidel Castro voló a México el 7 de julio de 1955. Hizo escalas en Mérida, Campeche y Veracruz, para finalmente radicar en la Ciudad de México, donde el cubano, de entonces 29 años, organizó a un grupo, a los que se unió Ernesto ‘Che’ Guevara, para regresar a su país y derrocar al presidente Fulgencio Batista.
Fue en México también donde Castro elaboró un manifiesto en el que informaba de la conformación del Movimiento Revolucionario 26 de julio, para restaurar la democracia y la justicia en Cuba.
Durante su estancia en la Ciudad de México, la policía detuvo a Castro y a varios de los integrantes del grupo, quienes finalmente obtuvieron su libertad gracias a la intervención, según reconocería el propio Fidel, del expresidente Lázaro Cárdenas.
Tras su liberación y luego de algunos meses de operar clandestinamente, el 25 de noviembre de 1956, el líder revolucionario y 82 combatientes partieron hacía a Cuba para iniciar la revolución.
Ya como presidente de Cuba, Fidel visitó México en otras 10 ocasiones. Seis como invitado especial, dos en el marco de relaciones multilaterales, una visita de estado y otra como parte de una visita oficial.
Su primera visita ocurrió el 17 de mayo de 1979, en respuesta a la invitación que le hiciera el entonces presidente José López Portillo. Fue una visita de Estado que se desarrolló en Quintana Roo.
Dos años después, el 7 de agosto de 1981, volvió a México en visita oficial; el 1 de diciembre de 1982 regresó a la Ciudad de México para asistir a la ceremonia de transmisión del mando presidencial de Miguel de la Madrid Hurtado.
En medio de una ola de protestas y reclamos, tras las cuestionadas elecciones de 1988, Fidel Castro regresó a México el 1 de diciembre de ese año para asistir a la ceremonia del mando presidencial de Carlos Salinas de Gortari.
Tres días más tarde, el 4 de diciembre de 1988, Castro volvió a México para encabezar los festejos del aniversario del desembarco del yate Granma que se desarrollaran en la ciudad de Tuxpan, Veracruz.
En 1991, regresó como participante e invitado especial de la Cumbre Iberoamericana y la reunión del Grupo de los Tres. Tres años más tarde, el 1 de diciembre de 1994, Castro visitó nuevamente el país para la toma del mando presidencial de Ernesto Zedillo.
Las dos últimas visitas de Fidel Castro a México se dieron durante la administración de Vicente Fox. La primera durante la toma de su mando presidencial y la segunda y ultima el 21 de marzo de 2002, como participante en la Conferencia Internacional sobre el Financiamiento para el Desarrollo convocada por la ONU.
En esa ocasión, tras su participación en la cumbre, a la que también asistió el expresidente de Estados Unidos, George W. Bush, Castro dio a conocer una grabación de una llamada con el entonces presidente Vicente Fox, donde éste le decía que su presencia de “última hora” lo pondría ante “una buena cantidad de problemas”.
En la conversación, Fox le sugería a Castro que tras el discurso que ofrecería en la Conferencia lo acompañara a la comida de Jefes de Estado, para que inmediatamente después se regresará a Cuba.
Con la medida Fox pretendía que Castro y Bush no coincidieran en el último día de la Conferencia. Esta situación provocó que las relaciones entre México y Cuba se deterioran por casi ocho años. Hasta 2010, cuando Raúl Castro, quien asumió la presidencia de Cuba, visitó México en el marco de la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe se celebró en Playa del Carmen, Quintana Roo.
La última reunión que Fidel Castro sostuvo con un presidente mexicano ocurrió el 29 de enero de 2014, cuando Enrique Peña Nieto visitó Cuba para entrevistarse con el expresidente cubano y reiterar “los lazos de fraternidad” y “amistad” que este país ha tenido históricamente con el pueblo caribeño, según reconoció el propio Peña Nieto tras la visita.