A unos 280.000 años luz, en las fronteras de nuestra Vía Láctea, un extraño objeto llamó la atención de astrónomos.
Tiene un brillo débil que lo hace esquivo a supertelescopios, pero nos rodea como la Luna a la Tierra.
Se trata de una galaxia enana, llamada Virgo I que puede cambiar lo que sabemos sobre cómo la materia oscura mantiene unida los objetos en las galaxias.
Que sepamos, galaxias como la Vía Láctea se producen por un ensamblaje jerárquico de materia oscura que va creando halos oscuros y formaciones de gas y estrellas que se ven afectadas por la gravedad.
De ser correcta esta teoría, alrededor de nuestra galaxia deberíamos tener cientos de pequeñas galaxias satélites orbitándonos.
Pero hasta ahora sólo se han detectado unas 50. Los número sencillamente no cuadran.
Esto es lo que se conoce como el problema de las galaxias enanas.
Es decir, o nuestra teoría de cómo se forman las galaxias con materia oscura fría está errada o sencillamente no hemos podido detectar todas las galaxias satélites que deberían estar orbitando la Vía Láctea.
Este descubrimiento, hecho por el estudiante japonés Daisuke Homme, de la universidad de Tohoku, sugiere que la segunda opción es posible.
Con la ayuda del telescopio Subaru, lograron detectar Virgo I, que tiene una magnitud absoluta de -0,8.
La magnitud absoluta es el brillo que tienen los objetos celestes -y hasta ahora no habíamos podido detectar galaxias con un brillo menor a -8.
Este telescopio de 8,2 metros y una gran apertura que le permite absorber más luz que otros, descubrió esta galaxia enana cerca de la constelación de Virgo.
De allí su nombre.
“Hemos examinado cuidadosamente los datos de Subaru y descubrimos una excesiva densidad de estrellas en Virgo que muestran un patrón característico de un sistema estelar ancestral”, informó Masashi Chiba, profesor que estuvo a cargo del estudio.
“Sorprendentemente es una de las galaxias satélites más débiles, pero una galaxia al fin”.
Esto se debe a que se extiende en un radio de 124 años luz. “Sistemáticamente más larga que un grupo globular con una luminosidad comparable”, agregó el experto.
El estudio, publicado recientemente en el Astrophysical Journal, es importante porque ahora sabemos que podemos detectar galaxias con un brillo extremadamente débil, lo que nos ayudará a resolver el problema de las galaxias enanas y a entender mejor la materia oscura.
“Este descubrimiento implica que allá afuera a cientos de galaxias enanas en el halo de la Vía Láctea esperando a ser descubiertas”, comentó Masashi Chiba.
Chiba agregó que determinar cuántas galaxias enanas más hay nos dará importantes pistas de cómo se formó la Vía Láctea y cómo la materia oscura contribuyó a ello.