Entre los múltiples temas de actualidad se encuentra la Ley 3 de 3 y ahora toca hablar de ello. Para los que creen que me estoy refiriendo a aquel noventero y cursi programa Full House, se equivocan pues ese en realidad era Tres por tres.
Tampoco quisiera hablar sobre Universal Stereo pues aquellos lo que tienen es su “tres en tres, tres en línea”. Para los pocos que creen que es momento de exponer mi postura sobre la Ley General de Responsabilidades Administrativas, están completamente equivocados. La ley 3 de 3 que es tema actual es la muerte, porque no existe algo tan cotidiano como lo es el deceso.
Permítanme ser más claro. Existe por ahí una leyenda urbana sobre las muertes de las celebridades y cómo llegan de tres en tres. Por mucho que quisiéramos negarlo, se trata de un fenómeno real conocido comoCelebrity Death Rule of Threes. ¿Cuál es la regla? Es tan sencilla como pensar que las cosas malas vienen de tres en tres: si una celebridad muere, en muy poco tiempo perecerán dos más.
Aparentemente todo empezó el Día que la música murió, ya saben, aquella trágica fecha en que Buddy Holly, Ritchie Valens y The Big Boppermurieron en un accidente aéreo. A partir de este momento, se pueden encontrar varios tríos que comparten fechas o cercanías en su fallecimiento. Para no irnos muy lejos acá un ejemplo reciente:
El 10 de enero de 2016 murió el cantante David Bowie. Cuatro días después el actor inglés Alan Rickman colgó los zapatos y otros cuatro después, el 18, el músico Glenn Frey levantó el vuelo cual águila y voló al más allá.
¡Ay, güey! ¡Y esperen, todavía hay más! ¿Se acuerdan de Michael Jackson, exacto el señor que casi deja caer a su hijo de la ventana de un hotel. Michael murió el 25 de junio de 2009 y ese mismo día horas antes, Farrah Fawcett se había convertido en ángel (no precisamente de Charlie). El tercero había llegado dos días antes con la muerte del popular conductor de televisión, Ed McMahon.