[contextly_sidebar id=”RUtMR9d4byXBrUGF2MnvRCLO5L0PjNcc”]A Jane Goodall siempre le han gustado mucho los animales y los libros. Cuando era pequeña leyó “’Tarzán, el rey de los monos” y decidió que, al crecer, dejaría Londres para vivir en África con los animales y escribir libros sobre ellos.
Todo mundo se burló de su idea, le dijeron que África estaba muy lejos y que, además, como niña debía tener metas más alcanzables. Ella ahorró dinero y partió a África, donde conoció al reconocido antropólogo Louis Leakey, quien la impulsó a que, en su calidad de etóloga –especialista en comportamiento humano y animal–, y antropóloga, investigara por primera vez a los chimpancés salvajes, porque eran los animales más semejantes al ser humano.
Desde ese momento, comenzó a acercarse a la comunidad de chimpancés, de quienes poco a poco ganó la confianza.
Desde 1960 Jane Goodall, quien ahora tiene 82 años, comenzó a estudiar chimpancés en la Gombe Stream Chimpanzee Reserve –actualmente Parque Nacional de Gombe –, en lo que ahora se denomina Tanzania, antes Protectorado Británico de Tanganika.
El financiamiento para la investigación de Goodall era limitado, pero un día descubrió algo que impactó a la comunidad científica: un chimpancé utilizaba una varita recta para sacar larvas de los nidos de termitas y comerlas; básicamente, era un animal que estaba utilizando herramientas.
Este descubrimiento llamó la atención de National Geographic, que elaboró diversos documentales al respecto e incrementó el financiamiento de su trabajo, lo que le permitió seguir adelante.
A partir de entonces, documentó lo parecida que era la conducta de esta comunidad de chimpancés con las comunidades de seres humanos. En ese entonces, no se sabía todo lo que ahora se conoce acerca de la similitud, incluso genética, entre ambas especies.
Las similitudes que halló van desde las relaciones familiares, entre hembras y machos para reproducirse, su capacidad de generar empatía y ayudarse entre sí e, incluso, la hostilidad entre animales, que puede derivar en enfrentamientos a muerte. La gran diferencia es que los seres humanos manejamos un lenguaje oral, y ellos no.
Ahora ella ya no es investigadora; a cargo de los trabajos de investigación han quedado otros científicos y jóvenes estudiantes, mientras tanto, ella se dedica a visitar diferentes países del mundo, como activista y vocera de la conservación ambiental.
El Parque Nacional de Gombe, donde ella comenzó sus investigaciones, se encuentra conectado a través de un corredor biológico con el Lago Tanganica.
Durante los noventas, que ella sobrevoló el área, quedó impresionada porque las 32 millas cuadradas del Psrtque, donde ella trabajaba, era la única “mancha verde” rodeada de deforestación en la zona.
Las comunidades tenían un número de habitantes mayor al que podían soportar y presentaban problemas, incluso, para producir comida suficiente.
Fue entonces que participó en la creación del Programa ‘They Care’ (TCARE), que trabaja con el concepto de Conservación Centrada en la Comunidad, abordando la problemática de la gestión sostenible de recursos naturales, la protección del medio ambiente, armonizada con la educación y la salud de las comunidades en Tanzania, Uganda, República Democrática del Congo y el sur de Senegal.
A partir del desarrollo de TCARE, comenzó a restaurarse la vegetación en los corredores ambientales de la región; además, trabajan también en zonas donde existen bosques y selvas intactos, ayudando a prevenir su destrucción.
Cuenta también con un programa de atención para chimpancés huérfanos, y se sostiene por medio de donaciones. Para mayor información acerca de cómo contribuir con esta causa, puedes visitar la página del Centro de Rehabilitación de Tchimpounga.
La antropóloga, etóloga, primatóloga y hoy mensajera de paz de la ONU estuvo en nuestro país para hablar sobre su intención de involucrar a México en proyectos de conservación ambiental, dirigidos a niños y jóvenes.
Uno de los objetivos de la visita de Jane Goodall a México, fue hablar del programa Roots and Shoots, que actualmente está activo en 140 países.
Roots and Shoots ofrece una plataforma digital en la que niñas, niños y jóvenes de todo el mundo pueden registrar proyectos que desarrollen dentro de sus escuelas o comunidades, sobre medio ambiente, problemas de la comunidad y cuidado de los animales que quieran abordar.
Actualmente, la plataforma cuenta con 17 proyectos mexicanos registrados, entre los que destacan los de la Reserva de la Biósfera Sierra Gorda –con programas de educación ambiental comunitaria, Festivales, etc. – y los de Calakmul – con la investigación sobre las características culturales de la población para la implementación de programas que ayuden a la gente a comenzar con formas de vida sustentables y amigables con el medio ambiente–.
“El objetivo es tener más proyectos en México. Lo único que necesitamos es que los niños se registren, sin costo, porque queremos compartir con todo el mundo lo que niños de diferentes países están haciendo… con links que lleven a ver los trabajos y que puedan comunicarse entre ellos, de país a país”, mencionó la Dra. Goodall.
Si te interesa conocer más sobre este proyecto o registrarte como parte de la comunidad de niñas, niños y jóvenes que están actuando para salvar el planeta, te invitamos a consultar la página de Roots and Shoots .
Este el mensaje que la Dra. Jane Goodall dio a las niñas, niños y jóvenes de México: