El legendario delantero uruguayo Alcides Ghiggia, quien falleció el jueves por la noche en Montevideo, resumía así su mayor logro en un campo de futbol:
“Al Maracaná lo silenciaron tres personas: el Papa, Frank Sinatra y yo”.
Se refería, por supuesto, al gol que le dio la victoria a la selección uruguaya en la final del Mundial de 1950: el célebre “Maracanazo”, uno de los momentos más icónicos de la historia del futbol.
Y Ghiggia, de 88 años de edad, falleció precisamente el día que se conmemoraba el 65 aniversario del emblemático partido.
“El destino quiso que justo hoy un 16 de julio se marchara”, le comentó a medios uruguayos su hijo Arcadio, quien informó que el mítico delantero había fallecido como consecuencia de un paro cardíaco.
“Se marcha entrando en el vestuario y va a jugar su partido… le están esperando los compañeros”, dijo.
Ghiggia, el último sobreviviente de aquel glorioso equipo celeste, había ingresado más temprano a una clínica de Montevideo para ser atendido por unos dolores de espalda.
Y la muerte lo sorprendió mientras observaba un partido de futbol.
“Estábamos viendo la repetición de la (Copa) Libertadores de Inter (de Porto Alegre) contra Tigres (de Monterrey) y en un momento determinado tenía ganas de vomitar”, relató Arcadio Ghiggia.
“Después tenía un poco de dolor de espalda, lo inclinamos y cuando volvió de vuelta para atrás en la cama tuvo un vahído y le dio un paro cardiaco”, le contó a la televisión local.
Las autoridades uruguayas ya declararon duelo nacional. Y el delantero también recibirá un último homenaje público.
Pero, sobre todo, en el recuerdo de millones de aficionados de Uruguay y el mundo quedará el recuerdo de aquel gol mítico.
Faltaban 11 minutos para el final del partido y el partido entre Uruguay y Brasil estaba empatado a uno, resultado que les habría asegurado a los anfitriones su primer campeonato del Mundo.
Pero Ghiggia terminaría callando a los casi 200.000 asistentes al estadio y convirtiendo en pesadilla el sueño de millones de brasileños, asegurándole de paso a Uruguay su segundo campeonato del mundo.
“Yo era muy rápido, muy veloz y me le fui a (el defensor brasileño) Bigode y al de lado izquierdo, que era Juvenal”, recordaría luego Ghiggia.
“Y vi ahí y chuté. La pelota entró justo contra el palo. Cuando (el arquero) se tiró, la pelota ya había entrado”.
Minutos antes Ghiggia también había puesto el pase para el empate de Alberto Schiaffino.
“Fue entonces que me di cuenta que se les podía ganar, porque ellos quedaron fríos”, acostumbraba contar Ghiggia.