Han pasado 20 años desde que tuviese lugar en la localidad bosnia de Srebrenica la mayor masacre ocurrida en Europa tras la II Guerra Mundial. A pesar de que era una zona protegida por la ONU, las tropas serbobosnias tomaron el lugar y se estima que mataron a 8.100 varones musulmanes. La nave industrial que entonces funcionó como un fallido centro de refugiados, es hoy el lugar donde se albergan los féretros antes de celebrar cada 11 de julio un entierro multitudinario.
El Memorial de Srebrenica Potoçari fue el lugar elegido por el Gobierno bosnio para recordar y enterrar a las víctimas de la masacre. Se inauguró en el año 2003, cuando el Presidente estadounidense Bill Clinton, tras haber financiado la creación de este memorial, se desplazó hasta el lugar para formar parte de su apertura. Desde entonces, cada 11 de julio se han enterrado allí todas las víctimas identificadas, que este año ascienden a 6.377 con las 136 que forman parte del entierro.
Jóvenes voluntarios de la organización “Post Conflict Research Center”, con base en Sarajevo, se han desplazado hasta el memorial de Potoçari para instalar allí el proyecto “One Million Bones” (Un Millón de Huesos), un movimiento artístico de escala global que, mediante instalaciones públicas con recreaciones de restos humanos, busca concienciar sobre genocidios o graves crímenes cometidos.
Cada víctima se encuentra numerada para facilitar su localización por parte de sus familiares. Los ataúdes, todos ellos cubiertos con una tela verde, símbolo de la religión islámica, se diferencian únicamente por ese número y por una pequeña insignia donde aparecen datos sobre la persona. Esto permitirá a su vez identificar su sepultura en el cementerio.
Cada año es menor el número de víctimas identificadas: en 2003 se enterraron 958 cuerpos, 332 en 2004, 577 en 2005, o 489 en 2006. El año pasado, sólo 169, y este sábado se inhumarán 136. Las labores de identificación se dificultan y es difícil encontrar las fosas comunes donde se haya el resto de cadáveres. Algunas de estas fosas fueron abiertas meses después de la masacre y algunos de los cuerpos desplazados a otras zonas, por lo que la identificación es muy complicada.