El pasado 5 de junio, ocho activistas y alumnos de la Universidad Veracruzana estaban en una reunión en un domicilio particular en Xalapa. En la madrugada, un grupo de personas vestidas de civil, con los rostros cubiertos y con chalecos estilo policía entraron a la casa y golpearon a los jóvenes con bates, palos, machetes y armas largas. “Los grupos paramilitares le hacen el trabajo sucio al Estado”, dijo Josué Bello, uno de los agredidos.
En conferencia de prensa, los miembros de la Asociación Defensora de los Derechos Humanos “Decide”, Giovanna Mazzoti y Julián Ramírez, dijeron que “el ataque parece diseñado para causar el mayor daño posible sin matar, pero sí para producir terror y desmovilizar a la sociedad”.
Las ocho víctimas del ataque del 5 de junio son estudiantes universitarios dedicados a actividades de carácter social, integrantes de colectivos y grupos en defensa de la tierra, territorio y recursos naturales.
Los estudiantes agredidos aseguraron que en Xalapa “hay un fuerte proceso de organización de los universitarios que, por ejemplo, logró detener el incremento a las tarifas del transporte público.”
Julián Ramírez explicó que las autoridades veracruzanas han responsabilizado públicamente a estudiantes de la Unidad de Humanidades de la Universidad Veracruzana de ser los autores de los ataques contra sedes del Instituto Nacional Electoral (INE) en el estado el pasado 1 de junio.
Los estudiantes agredidos exigen el esclarecimiento de los hechos, castigo a los perpetradores, seguridad para ellos y sus familiares, la reparación del daño y garantías de que un hecho como éste no se repetirá. Además buscan que se aclare la posible participación de agentes del Estado en este ataque.
Los sujetos armados provocaron a los jóvenes heridas, contusiones, fracturas, pérdida de la dentadura, entre otras lesiones; además, robaron teléfonos celulares y computadoras portátiles, denunciaron los estudiantes y representantes de organizaciones civiles.
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Ignacio Córdoba, otro de los alumnos agredidos, condenó la actuación de los policías municipales que acudieron al llamado de auxilio pues “se limitaron a tomar fotografías y después de hablar con personas vestidas de civil que llegaron al lugar de la agresión en un auto sin placas, (los policías) se retiraron”.
Así, según la narración de los estudiantes, los policías municipales los dejaron “gravemente heridos”, con fracturas en brazos, mandíbula y cráneo, múltiples contusiones, solos y “en un estado de terror”.