[contextly_sidebar id=”7gphFAmjVaGbYgdquR7oFT7KInc1tzK7″]La moda es pasajera y en la tecnología, mucho más. Sin embargo, en la era de los celulares inteligentes y televisores ultraplanos, hay personas que insisten en hacer sus llamadas por teléfonos de disco instalados en sus casas y ven televisión en blanco en negro.
¿Por qué?
Varios de estos aficionados a la tecnología en apariencia caduca le explicaron a la BBC por qué les gusta utilizar dispositivos de antaño.
A John Thompson le gusta tanto ver la televisión en blanco y negro que logró conectar su decodificador digital en un receptor construido en 1949.
“No extraño para nada el color, pero algunas veces ver algunos deportes es un poco incómodo”, dijo.
Thompson también explicó que su empeño tiene que ver con la nostalgia y con reconocer el esfuerzo de los pioneros de la televisión.
Él creció junto a los estudios de televisión de la BBC y eso lo convirtió en un fanático de lo que ocurría dentro de aquel lugar.
Actualmente tiene 20 TVs viejas en su casa del norte de Londres, y es una de las 11.500 personas que continúa viendo su televisión en blanco y negro en Reino Unido, según datos de la oficina de registro de la licencia de televisión.
“Todavía no puedo resistirme a buscar dentro de edificios viejos con la esperanza de encontrar un televisor abandonado”, relató Thompson.
“La Polaroid que tengo tiene la forma de esa caricatura llamada el demonio de Tasmania“, le dijo a la BBC Laura Millward, una entusiasta de las cámaras viejas de revelado instantáneo.
“Cuando abres la cámara y tomas la foto, los colmillos del monstruo aparecen y eso hace que la gente sonría de forma natural”, dijo Millward.
Ella compró la cámara en una tienda de caridad hace ocho años, pero al momento de utilizarla se dio cuenta de un problema: Polaroid había dejado de producir el film y el único que había disponible –pasado de fecha de vencimiento- estaba en eBay.
“El papel todavía se podía utilizar, pero salía un poco más oscuro. Lo que era bueno a la vez, porque los colores se parecían mucho más a los de 1970″.
Durante su época de esplendor, las fotos de Polaroid aparecían ante tus ojos 20 segundos después de tomadas. Sin embargo, ahora Millward debe guardar las películas en la oscuridad de su bolso durante 40 minutos antes de que aparezcan.
¿Entonces por qué no utilizar una cámara digital?
“Porquewy cada foto es como un tesoro, inclusive si sale un poco dañada”.
Cuando Glenys Crampton compró el hotel Birch Hall en 1981, ella pensó que el viejo teléfono que estaba en la sala era solo “un adorno”.
Sin embargo, ese viejo aparato que había sido instalado en 1938, continuaba funcionando.
“Cuando te hablan parece que la persona estuviera comiendo. Y algunas veces toca gritar para que te entiendan”, dijo Crampton, de 63 años.
Cuando fue instalado, hace ya más de 80 años, era el único teléfono en la localidad de North Yorkshire y fue puesto en la sala para que la gente lo utilizara.
Aunque tuvo un reemplazo al poco tiempo que Crampton se hizo con la casa, ella decidió conservarlo.
Y a pesar de necesitar reparaciones ocasionales, el teléfono continúa siendo utilizado.
“No tenemos señal del celular en esta parte de la ciudad. Algunas veces la gente me pide utilizarlo. Así que lo dejamos ahí para que la gente haga uso de él”, relató.
Y añadió: “Me encanta como suena. Se puede escuchar un pequeño timbre hasta que se detiene. Me parece fabuloso tener un teléfono viejo que todavía funciona”.
Cuando el periodista Terry Cringle inició su carrera de periodista en 1948, las notas se tenían que escribir a mano.
Pero sus padres le regalaron una máquina de escribir portátil y lo inscribieron en un curso para aprender a usarla, que por entonces estaba “lleno de chicas”.
Ahora con 84 años, y con miles de modelos de computadores y procesadores de texto disponibles, él prefiere escribir sus notas en su vieja máquina de escribir, a pesar de que hace mucho ruido.
“Soy un dinosaurio. Pertenezco al siglo XX”, dijo Cringle, quien presenta el programa de nostalgia en una estación radial.
Cringle continúa haciendo el primer borrador de su programa en su vieja máquina de escribir Olympia.
“Es más fácil para mí escribir en esta máquina. Y me recuerda a las salas de redacción llenas de humo y llenas de conversaciones“, dijo.
“Algunas veces me parece que las computadoras han hecho que las personas dejen de hablar y maldecir en las redacciones. Ya nada es como antes”.