[contextly_sidebar id=”pIlgit2cbyUZVgC58wIlzxh4pKNgMSHa”]Un tribunal egipcio condenó a muerte al expresidente islamista Mohamed Morsi y a más de 100 personas por su participación en una fuga masiva en una cárcel registrada durante el alzamiento de 2011 que derrocó a Hosni Mubarak y luego llevó al poder al movimiento islamista de Morsi.
En lo que parece ser la primera respuesta violenta a la sentencia, presuntos milicianos islámicos en la península egipcia del Sinaí balearon a tres jueces y su conductor, quienes viajaban en un automóvil por la ciudad de al-Arish, según funcionarios de seguridad que hablaron a condición de anonimato porque no estaban autorizados a hablar con los medios de comunicación.
Como es habitual en Egipto al emitir una pena de muerte, el juez Shaaban el-Shami remitió la condena de Morsi y las demás personas a la principal autoridad religiosa del país, o mufti, para que aporte su opinión, que no es vinculante. La próxima audiencia quedó fijada para el 2 de junio.
Morsi, el primer presidente egipcio elegido libremente en las urnas, fue derrocado por el ejército en julio de 2013 tras días de protestas masivas de egipcios que reclamaban su salida debido a sus medidas divisivas. Su sucesor, Abdul Fatá el Sisi, era el jefe del Ejército en ese momento y lideró el golpe. El Sisi se postuló para la presidencia el año pasado y ganó las elecciones de forma abrumadora.
Además de Morsi, fueron condenados a muerte un total de 105 acusados por la fuga carcelaria. La mayoría fueron juzgados y condenados en ausencia, como es el caso de unos 70 palestinos. Las personas juzgadas en ausencia en Egipto reciben nuevos juicios automáticos al ser detenidos.
Los partidarios de Morsi y de su ahora ilegalizada Hermandad Musulmana corearon “abajo, abajo el gobierno militar”, luego de que se anunció el veredicto en la sala del tribunal, una antigua aula reconvertida de la academia de Policía en un suburbio al este de El Cairo.
Durante el proceso, la fiscalía alegó que miembros armados del grupo palestino Hamas entraron en Egipto durante el alzamiento de 18 días a través de túneles ilegales bajo la frontera de Gaza y la zona controlada por Egipto de la península del Sinaí.
Aprovechando el caos del alzamiento popular, los milicianos se abrieron paso por la fuerza en varias cárceles y liberaron a Morsi, a más de otros 30 líderes de la Hermandad y a unos 20.000 presos, según la fiscalía. Varios guardas de prisiones murieron y parte de las cárceles asaltadas resultó dañada.
El derrocado expresidente ya cumplía una sentencia de 20 años de prisión tras su condena el 21 de abril en relación a la muerte de manifestantes ante un palacio presidencial en El Cairo en diciembre de 2012.
Operarios de Jezbolá y Hamas que habían sido declarados culpables y condenados a penas de cárcel por cargos relacionados con terrorismo también se fugaron de la cárcel en 2011.
Cientos de manifestantes murieron durante el levantamiento y los manifestantes atacaron decenas de estaciones de policía en todo el país. Los medios de comunicación progubernamentales sostienen que las fugas de la cárcel y los ataques a las comisarías fueron parte de un complot de la Hermandad para extender el miedo y el caos para asegurar la caída de Mubarak.
Morsi eludió la pena de muerte en otro caso instruido por el-Shami relacionado con las acusaciones de que durante el año que estuvieron en el poder, Morsi, varios de sus asesores y líderes de la Hermandad Musulmana supuestamente entregaron secretos de estado a grupos extranjeros como Hamas y el libanés Jezbolá. Un total de 16 líderes y asesores de la Hermandad fueron condenados a muerte en ese caso. El veredicto para Morsi por esas acusaciones se anunciará el 2 de junio.