En los últimos meses cientos de crías de león marino han aparecido enfermas y hambrientas en las playas de California, en la costa oeste de Estados Unidos, colapsando los centros de rescate de animales.
Los científicos llevan tiempo tratando de averiguar qué esta haciendo que estas crías se separen de sus madres a un edad en la que no pueden alimentarse por sí mismas.
Ahora, investigadores de la Universidad de Washington han publicado un estudio en el que se da una explicación a este fenómeno.
Se trata de una enorme masa de agua caliente de unos 1.600 kilómetros de longitud y unos 90 metros de profundidad que se extiende a lo largo de la costa oeste de Norteamérica, desde Alaska hasta México.
Esta acumulación de agua cuya temperatura en algunos lugares es unos 2.7 ºC superior a la media ha sido bautizada como “la mancha” (the blob, en inglés).
El calentamiento de las aguas hace que haya menos nutrientes en el océano, lo que al mismo tiempo ha alterado la distribución de la fauna marina y ha diezmado la cadena alimenticia.
Así, por ejemplo, los leones marinos deben nadar más lejos para conseguir los peces y otros animales de los que se alimentan, por lo que dejan durante más tiempo a sus crías solas, que se aventuran hambrientas a la costa.
Este fenómeno también esta afectando a la aves marinas, cuya mortandad se ha disparado en tiempos recientes.
Además, en aguas de Alaska se han avistado en los últimos meses especies de peces que suelen habitar cientos de kilómetros al sur del Pacífico.
Los científicos creen que la mancha de agua caliente es el resultado de un inusual sistema de alta presión que se instaló a fines de 2013 en el noreste del Pacífico, calmando las aguas oceánicas y haciendo que estas no se enfriaran en invierno como suele ser habitual.
Este sistema sería el causante también de la falta de precipitaciones que se ha registrado en los dos últimos años en el suroeste de EE.UU. y de los duros inviernos que se han vivido en el noreste del país.
“Empecé a estudiar la masa de agua caliente cuando esta tenía una forma circular y se encontraba situada en el noreste del Pacífico. Fue por esa forma circular que le puse el nombre de ´la mancha’”, explica en conversación con BBC Mundo Nicholas Bond, investigador del Instituto Conjunto para el Estudio de la Atmósfera y el Océano de la Universidad de Washington (JISAO, por sus siglas en inglés).
A Bond le llamó la atención que la aparición de la mancha coincidiera con una serie de fenómenos meteorológicos inusuales en Norteamérica.
“Está claro que la mancha de agua caliente está relacionada con el sistema de alta presión que apareció en el invierno boreal de 2013-2014”, apunta el experto, quien señala que las alteraciones en el clima también fueron provocadas por ese sistema.
“Ese agua caliente ha tenido un gran impacto en los ecosistemas marinos del océano. Es un problema importante para la cadena alimenticia de la que dependen muchos animales”.
Como otros científicos, Bond cree que lo que está ocurriendo en la costa oeste de Norteamérica podría estar relacionado con un fenómeno meteorológico del que no se sabe mucho pese a que se considera que tiene un importante impacto en el clima del planeta: la llamada Oscilación por Década del Pacífico (PDO, por sus siglas en inglés).
La PDO consta de una fase negativa y otra positiva, que pueden prolongarse cada una durante más de un década.
La fase positiva se caracteriza por un calentamiento de las aguas del este del Pacífico a la altura del Ecuador.
Según los expertos, ello comporta el aumento de las temperaturas globales y es el marco para que se produzcan oscilaciones de más corta duración, como El Niño.
La PDO puede provocar mayores precipitaciones en lugares como California e inviernos más benignos el noreste del continente norteamericano.
Los científicos creen que podría haber terminado una fase negativa de la PDO que se inició en los 90 y que ha hecho que en los últimos años la temperatura del Pacífico se haya mantenido más fría, al tiempo que la temperatura del planeta ha permanecido estable y no ha aumentado.
Un experto relaciona este fenómeno con las grandes nevadas registradas los últimos dos inviernos en el noreste de EE.UU. y con la sequía de California.
“Si se mira al Ecuador se ve que se están creando las condiciones para la formación de la PDO positiva. (…) Si realmente sucede y es permanente veremos una aceleración en el aumento de las temperaturas globales y un cambio en los patrones meteorológicos”, explica William Patzert, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA (JPL, por sus siglas en inglés).
“En condiciones de El niño, habría una corriente polar más débil, lo que haría que los inviernos en el noreste de EE.UU. fueran más suaves y que en la costa oeste fueran más húmedos”, dice Patzert en conversación con BBC Mundo.
El experto del JPL cree que la mancha de agua caliente de la costa pacífica norteamericana está de alguna manera relacionada con el aumento de la temperatura de las aguas del ecuador y con la posibilidad del inicio de la PDO positiva.
Dennis L. Hartmann, professor de ciencias atmosféricas de la Universidad de Washington no concuerda en este punto con Patzert, y sostiene que “la mancha” es consecuencia de un evento similar a la PDO pero diferente.
Según Hartmann, es el calentamiento de las aguas del oeste del Pacífico, a la altura de la intersección del meridiano 180º y el Ecuador, el que provocó la aparición de el sistema de alta presión al noroeste de Norteamérica, que a su vez hizo surgir la masa de agua caliente detectada en un principio en aguas de Alaska.
Los científicos coinciden en que lo poco que se conoce de fenómenos como la PDO, que fue descrita hace menos de dos décadas, hace que no quede más remedio que esperar para poder confirmar que se avecinan cambios.
En cuanto a “la mancha” frente a la costa oeste de EE.UU., Nicholas Bond, del JISAO, cree que “persistirá al menos hasta final de año”, lo que supondrá un desafío para los ecosistemas marinos y para animales como los leones marinos.