[contextly_sidebar id=”ZVy7IsY11j4EzDdPfNrTk1QXK7VaA0vq”]El copiloto alemán acusado de estrellar un avión de pasajeros en los Alpes franceses visitó de niño un campo de vuelo sin motor cerca del lugar del siniestro, según un miembro del club de planeadores.
Francis Kefer, miembro del club en la localidad de Sisteron, dijo a la cadena i-Tele que la familia de Andreas Lubitz y otros miembros del club de planeadoras de su localidad natal en Alemania, Montabaur, visitaron la zona de forma habitual entre 1996 y 2003.
La fiscalía francesa cree que Lubitz estrelló a propósito el avión de Germanwings contra una montaña el pasado martes. El lugar donde cayó el avión está a unos 50 kilómetros (30 millas) del campo de vuelo de Sisteron.
Responsables del club declinaron hacer comentarios el sábado.
La zona, con multitud de valles y picos y espectaculares paisajes, es popular entre los aficionados al vuelo sin motor. En los últimos momentos del malogrado vuelo de Germanwings, Lubitz pasó sobre los puntos más señalados para virar en las rutas de planeadora en la zona, volando de un pico a otro, según pilotos de planeadora locales.
El sábado se celebró una misa especial en la localidad cercana de Dignes-les-Bains en memoria de las víctimas y como apoyo a sus familias.
El obispo Jean-Philippe Nault lideró la ceremonia, a la que acudieron unas 200 personas de la zona, conmocionadas por el suceso. Se trata del siniestro aéreo con más víctimas que se produce en suelo francés en varias décadas.
El avión se deshizo en miles de pedazos y la policía está trabajando para recuperar los restos de las víctimas y de la nave de un valle alpino de difícil acceso, cerca de la localidad de Le Vernet.
Los empleadores de Lubitz, las autoridades y conocidos describieron a un hombre que ocultó las pruebas de una enfermedad de su empresa, incluyendo una nota rota de un médico que le habría mantenido apartado del trabajo en el día en que, según las autoridades, estrelló el vuelo 9525.
Frank Wolton, otro piloto de Germanwings, dijo que Andreas Lubitz le había dicho que quería convertirse en piloto de larga distancia y llevar aviones Airbus A380 o Boeing 747.
Wolton, que al igual de Lubitz es Montabaur, dijo haber conocido al joven de 27 años hace tres semanas, cuando hicieron juntos el trayecto de ida y vuelta entre Duesseldorf y Viena.
Lubitz no llamaba la atención y se veía como cualquier otro colega, dijo el viernes Wolton a la cadena pública alemana WDR.
El copiloto “volaba bien y sabía cómo manejar el avión”, añadió.
Los registros realizados en las viviendas de Lubitz en Duesseldorf y en Montabaur revelaron documentos que apuntaban a “una enfermedad existente y tratamiento médico apropiado”, pero no se encontró ninguna nota de suicidio, dijo Ralf Herrenbrueck, de la fiscalía de Duesseldorf.
La fiscalía alemana intenta determinar por qué podría haber estrellado el avión Lubitz.
El Hospital Universitario de Duesseldorf confirmó el viernes que el joven había sido un paciente del centro en los últimos dos meses y que había acudido a una “evaluación diagnóstica” allí el 10 de marzo. El hospital declinó dar más detalles, citando la confidencialidad médica, pero negó las noticias de que hubiera atendido al copiloto por depresión.
Sus vecinos lo describieron como un hombre en gran forma física, y los registros de carreras en carretera indican que participó en competiciones de larga distancia.
Los fiscales no hallaron indicios de motivaciones políticas o religiosas para las acciones de Lubitz en el malogrado vuelo entre Barcelona y Duesseldorf.