[contextly_sidebar id=”VlJVGXSrpZ0r2Z6ctZG1PY6sdQDRUDit”]La primera mitad del vuelo 9525 de la aerolínea Germanwings transcurrió de forma normal. Despegó de Barcelona rumbo a Duesseldorf, se encumbró sobre el Mediterráneo y luego se desplazó sobre Francia. Su última comunicación fue una solicitud de rutina para continuar con su ruta.
El procurador de Marsella, Brice Robin, informó este jueves 26 de marzo que el copiloto del avión A320 de la aerolínea Germanwings, Andreas Lubitz, causó “voluntariamente” que la aeronave descendiera hasta estrellarse en los Alpes franceses. El piloto de 28 años tenía la “voluntad de destruir el avión”.
“La interpretación para nosotros investigadores es que el copiloto, por una abstención voluntaria, rechazó abrir la puerta de la cabina de pilotaje al comandante (que estaba fuera) y accionó el botón de pérdida de altitud” del aparato, declaró Robin en rueda de prensa.
Sin embargo, según el fiscal, sólo unos segundos antes del impacto fue que los pasajeros se dieron cuenta de que iban a estrellarse. Y sus gritos de terror se oyen justo antes del choque contra la montaña.
De acuerdo con la versión del fiscal, en la grabación rescatada de la caja negra que fue localizada se escucha que el piloto sale de la cabina y cierra la puerta. Al regresar, éste no recibió ninguna respuesta del interior. Entonces, al acercarse la aeronave a tierra, las alarmas comenzaron a sonar. “En ese momento, se oyen golpes asestados violentamente como para derribar la puerta“, pero “es una puerta blindada, conforme a las reglas internacionales”, agregó Robin.
“Justo antes del impacto final, se oye lo que puede ser probablemente el ruido de un primer choque contra un talud. El avión se deslizó probablemente por una pendiente antes de chocar, a 700 kilómetros por hora contra la montaña. Ningún mensaje de socorro o de emergencia fue recibido por los controladores aéreos. No se dio ninguna respuesta a sus numerosos mensajes”, agregó.
“A priori respiraba normalmente, no parecía la respiración de alguien que está a punto de tener un ataque cardiaco”, subrayó.
El procurador, quien este jueves recibió en Marsella a familiares y allegados de las víctimas para explicarles la marcha de la investigación, señaló que el copiloto tenía una respiración “humana y clásica” cuando accionó la palanca, que todo indica que no sufrió un malestar físico.
Robin señaló que sus conclusiones proceden de la escucha de los últimos 30 minutos de las conversaciones entre el piloto y copiloto de cabina que se encuentran transcritas.
Señaló que en este momento estudia la posibilidad de cambiar la investigación que realiza por “homicidio involuntario” a “homicidio voluntario” pero que no podría todavía calificarse como “atentado terorista” ni “suicidio”.
El procurador explicó que ya pidió información “sobre el medio personal, profesional y familiar de ese piloto de nacionalidad alemana”.
Explicó que el copiloto no respondió en ningún momento “ni una palabra” a las peticiones reiteradas del comandante del vuelo que se encontraba fuera de la cabina y que salió presuntamente del “cockpit” para “atender necesidades fisiológicas naturales”.
“Creo que las víctimas no se dieron cuenta hasta el último momento. Los gritos se oyen en los últimos momentos justo antes del impacto”, indicó Brice Robin.
Reiteró que el copiloto “no tenía motivos” para no responder a la torre de control, ni al piloto, ni accionar una señal de alarma, como le fue solicitado.
“La verdad que emerge hoy ya me parece una manifestación considerable de cara a hacerse la verdad”, insistió a los medios.