[contextly_sidebar id=”QuxFYbIIg2VPmYkRo1HLiKt93SLr2hS6″]A diferencia de años anteriores, cuando el sector de Tucson en Arizona registraba el mayor número de muertes de migrantes, ahora la región del Valle del Río Grande, en Texas, se ha convertido en el lugar donde se registran más decesos de personas indocumentadas que buscan acceder a los Estados Unidos.
Así lo destaca la organización civil Washington Office on Latin America (WOLA) en su último informe On the Front Line: Border Security, Migration, and Humanitarian Concerns in South Texas (En la primera línea: Seguridad fronteriza, migración y preocupaciones humanitarias en el sur de Texas), en el cual ilustra gráficamente los obstáculos que enfrentan los migrantes que buscan llegar a Estados Unidos.
El informe detalle que para los migrantes, la densa vegetación y el fuerte sol del Valle del Río Grande “representan un gran riesgo para su seguridad”.
“Esta región ahora registra el mayor número de migrantes que mueren de deshidratación y sobre exposición al sol, por lo que el área se ha vuelto la más letal entre los nueve sectores en los que la Patrulla Fronteriza divide la frontera entre los Estados Unidos y México. Este es un cambio respecto a años anteriores, cuando el sector de Tucson en Arizona registraba el máximo número de muertes de migrantes”, apunta WOLA en el documento.
En este sentido, la organización civil estadounidense señala que el rápido aumento de las muertes de migrantes en el sur de Texas “tomó a las autoridades por sorpresa”, y que, a pesar de los trabajos de búsqueda y rescate de la Patrulla Fronteriza, gran parte de la carga de mitigar las muertes y manejar y procesar los restos encontrados ha recaído “injustamente” en los gobiernos locales.
“Mientras Washington se encuentra atorado en sus discusiones, los condados fronterizos del sur de Texas están siendo rebasados pues carecen de fondos federales para manejar adecuadamente los restos de migrantes e identificar aquellos que han perecido”, indicó Maureen Meyer, coordinadora del Programa de WOLA sobre México y Derechos de Migrantes.
Asimismo, WOLA expone en el informe que la Patrulla Fronteriza también carece de recursos para lograr agilizar sus operaciones, y que acontecimientos recientes muestran que los agentes deberían de ser desplegados “con más flexibilidad” para poder responder a los cambios en los patrones migratorios.
“La Patrulla Fronteriza ha duplicado su tamaño en los últimos diez años. Pero no necesita seguir creciendo a nivel nacional; lo que necesita es poder ser capaz de mover al personal existente a las áreas en la frontera que tienen más flujo”, dijo por su parte Adam Isacson, coordinador del programa de WOLA sobre Seguridad Regional.
“El Departamento de Defensa tiene bastantes fondos para transferir a sus soldados y apoyarlos en sus nuevas ubicaciones. Sin embargo, el Departamento de Seguridad Interna no cuenta con esto. Los agentes de la Patrulla Fronteriza necesitan un apoyo similar cuando sean transferidos, porque dado el gran aparato de seguridad que Estados Unidos mantiene en la frontera, los patrones migratorios van a seguir cambiando”, resaltó Isacson.
Ante esta situación, el informe de WOLA concluye que Estados Unidos “ha fracasado en responder al cambio de patrones de migración y a la urgente situación humanitaria en la frontera”.
Con el Congreso de los Estados Unidos debatiendo el proyecto de ley de financiación del Departamento de Seguridad Interna, el tema de la seguridad fronteriza ha tomado mucha atención. Pero mientras que algunos en Washington discuten sobre una “crisis” indefinida en la frontera, la realidad es que se está desarrollando una situación menos conocida pero más sombría a lo largo de un tramo de 150 millas de la frontera entre los Estados Unidos y México, en la región del Valle del Río Grande de Texas.
Desafíos en el Río Grande para los migrantes
Por otra parte, el informe de WOLA muestra que aquellos migrantes que son detenidos en el Valle del Río Grande se enfrentan a una serie de desafíos. Por ejemplo, refiere el documento, muchas familias centroamericanas que llegan a la frontera son colocados en centros de detención “que rara vez cuentan con atención médica y representación legal adecuados”. Además, aunque los niños migrantes centroamericanos no acompañados sean acomodados eventualmente con algún familiar o patrocinador, “muchos de sus procesos migratorios los enfrentan sin representación legal, lo que reduce drásticamente sus posibilidades de recibir algún tipo de alivio migratorio”.
Otro reto que plantea el informe es que los niños migrantes mexicanos, en comparación con los centroamericanos, no reciben automáticamente la oportunidad de presentar su caso ante un juez.
WOLA destaca que los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza son quienes determinan si estos niños son víctimas de trata o persecución, por lo que “la mayoría son deportados rápidamente” dejándolos en una situación de vulnerabilidad, ya que muchos son enviados de vuelta a las situaciones peligrosas que intentaban dejar atrás con su decisión de migrar hacia el norte.
Asimismo, el Valle del Río Grande de Texas está en frente a lo que hoy es el sector más violento de la zona fronteriza en México, esto es, las ciudades de la frontera en el estado de Tamaulipas.
“Aunque la situación de seguridad en Tamaulipas empeoró en el 2014, esta área continuó recibiendo la mayor parte de los ciudadanos mexicanos deportados por Estados Unidos. Por lo que los migrantes deportados a Tamaulipas enfrentan graves peligros, y con frecuencia son víctimas de secuestro, extorsión o del reclutamiento forzado por parte del crimen organizado”, recalca la organización civil.
En este sentido, el informe de WOLA apunta la necesidad de abordar mejor estos temas y ofrece una serie de recomendaciones para México y para Estados Unidos.
Entre esas recomendaciones se encuentra “responder más eficazmente a la realidad que vive esta área, los cambios en la inseguridad y la migración, y las necesidades humanitarias urgentes de los migrantes en el Valle del Río Grande”.
