[contextly_sidebar id=”x88qeOkt508PZ93u1Ptvw03u0hVoIJ8U”]La reciente condena de prisión contra un hombre con un globo ocular tatuado ha puesto en cuestión esta inusual forma de decoración facial que empezó a usarse hace una década, pero que cada vez tiene más adeptos.
¿Por qué razón querría alguien tatuarse el ojo? Y, sobre todo, ¿qué complicaciones podría ocasionar esta práctica para la salud?
Jason Barnum, un estadounidense de 39 años que se declaró culpable de intentar asesinar a un policía, tiene tatuada la mitad de su cara y parte de su cabeza.
Los dibujos simulan una calavera: la mandíbula huesuda, los dientes en sus mejillas y la cavidad orbitaria en negro. Y dentro de ésta un globo ocular totalmente manchado de tinta, tatuado completamente en negro, sin una pizca del blanco original, para simular el vacío.
Por mucho que se haya reproducido el caso en los medios estos días, esta variación del tatuaje no nació con Barnum.
De hecho, el médico y filósofo griego Galeno ya escribió sobre el teñido de iris en 150 d.C.
En el siglo XIX la práctica tuvo un repunte.
Pero más recientemente, el primero en experimentar con el teñido total del ojo fue el tatuador australiano que se hace llamar Luna Cobra, hace diez años.
“Fantasía en el día a día”
Luna Cobra, lejos de querer que sus clientes parecieran diabólicos, pretendía replicar a los personajes de ojos totalmente azules de la película de ciencia ficción de culto “Dune”, del director David Lynch.
“Cada año se solía celebrar en Canadá una convención sobre modificaciones corporales”, recuerda Luna Cobra.
“Un año un viejo amigo me mostró una fotografía suya modificada con Photoshop en la que se le veían los ojos azules como los de ‘Dune’. Y le dije: ‘Creo que eso se puede hacer realidad'”.
Al día siguiente, el artista del tatuaje tomó una jeringa y practicó con tres valientes voluntarios.
“Soy consciente de lo loco que esto suena, pero llevaba toda la vida haciendo este tipo de cosas, así que no partía de cero”, matiza.
Su técnica, que ha ido modificando con los años, incluye la inyección de pigmento directamente en el globo ocular, de manera que éste quede bajo la delgada membrana que cubre el ojo, la conjuntiva.
Una pequeña inyección tiene suficiente tinta para cubrir una cuarta parte del ojo.
Y se necesitan varias para teñir por completo la esclerótica, la membrana blanca más gruesa, y para que el tatuaje sea permanente.
Luna Cobra ha tatuado los ojos de cientos de personas, en azul, verde, rojo o negro, desde Singapur a Londres, pasando por Sidney.
“Si quieres divertirte decorando tu globo ocular, ¿por qué no lo vas a hacer?”, dice.
“Creo que trae un poco de fantasía al día a día”.
“Mentalmente intenso”
Una de las personas que optó por poner un toque de ficción a la realidad y se dejó en manos de Luna Cobra es Kylie Garth, una profesional de los piercings y que comparte estudio con el artista del tatuaje en Sidney.
Garth ya había probado con decorarse el cuerpo con pendientes, ponerse las orejas puntiagudas y la lengua bífida y quitarse pedazos de cartílago antes de probar el tatuaje del globo ocular.
Ahora los tiene de un intenso azul verdoso, un color al que ella se refiere como “espuma de mar”.
“Fue mentalmente intenso”, cuenta.
Por ello, advierte que todo aquél que quiera someterse al proceso debería tenerlo muy claro.
Y describe: “Se siente como si estuvieran hurgando en tu ojo, ejerciendo una extraña presión, y luego como si tuviera arena en el ojo. Pero no hay dolor”.
Hay quien no concordaría con esta versión.
El rapero polaco Popek, a quien Luna Cobra tatuó los ojos de verde, comenzó a sentir a los pocos días de someterse al procedimiento una dolorosa quemazón que le impedía dormir.
Potencial pérdida de visión
Afortunadamente fue temporal y los medios informaron de su intención de oscurecer los tatuajes oculares, a pesar de que los especialistas advierten que eso puede dañar los ojos, incluso provocar la pérdida de visión.
Por esa misma razón, la Asociación Americana de Optometría condena inequívocamente la práctica, porque pone el riesgo de infección, inflamación e incluso ceguera que implica.
“Mi consejo es que no se haga hasta que haya suficientes garantías, teniendo en cuenta la potencial pérdida de visión”, dice en ese sentido Jeffrey Walline, el presidente del Contact Lens and Cornea Council de Estados Unidos.
La preocupación es tal, que en varios estados de EE.UU. se está debatiendo una posible prohibición de los tatuajes oculares.
Y en ese sentido, Luna Cobra también muestra cierta inquietud.
Y es que dice que recibe al menos una llamada a la semana de alguien que pide que le tatúe los ojos. Y muchos los quieren completamente negros.
“Con mucha frecuencia pensamos que hemos dejado suelta a una bestia, y que ahora mucha gente podría salir dañada”, dice el tatuador, haciendo referencia a tatuadores que no siempre realizan bien el proceso, bien porque no usan la tinta adecuada, porque inyectan demasiado pigmento o lo hacen a demasiada profundidad.
“Es una pena, porque creo que es algo realmente bello, pero que ha tomado un curso extraño”.