PETRO[contextly_sidebar id=”Idcv1M6TVYaeyPK3xeQiGP1lKNS6dSz6″]No estoy seguro de cuál sea el opuesto a las luces rojas titilando en el tablero del auto para avisar que hace falta gasolina. Cualquiera que sea, es precisamente lo que está ocurriendo.
O para decirlo de otra manera, algo positivo está pasándole a la mayoría de los ciudadanos del mundo gracias a la notable caída de los precios del petróleo.
Un importante precio indicativo, el crudo Brent, cayó otro 1,7% este lunes hasta alcanzar los US$68,4 por barril, lo que significa que el precio es ahora 40% menor que cuando alcanzó su punto máximo el pasado mes de junio.
El precio del West Texas también descendió a US$65, una cifra que no habíamos visto desde mediados de julio de 2009, cuando el mundo fue golpeado por la peor crisis económica registrada desde la década de 1930.
La demanda por petróleo viene cayendo debido al estancamiento de la eurozona, la recesión en Japón y la desaceleración de China.
Mientras tanto, se ha registrado un aumento en la producción, gracias al boom de la explotación de crudo de esquisto en Estados Unidos.
De modo que se creó un exceso de oferta de crudo, que fue reforzada la semana pasada cuando los países productores de petróleo de la OPEP -para la sorpresa de muchos- no recortaron su producción, actualmente de 30 millones de barriles al día.
De cualquier forma, el punto importante es que la caída del precio del petróleo significa que una cierta cantidad de dinero en efectivo permanecerá en los bolsillos de los consumidores, gracias a los bajos precios de la gasolina y de todos los bienes y servicios relacionados con la energía.
Los consumidores tienen el hábito de gastar este dinero extra, lo que estimula la actividad económica y el crecimiento.
Por supuesto que también hay perdedores: las enormes empresas petroleras y los gobiernos de los países ricos en crudo, desde Arabia Saudita pasando por Rusia, Venezuela y Nigeria.
Pero su propensión marginal al consumo es mucho menor que la de los consumidores. Así que la caída de los ingresos y ganancias de los países productores es menos perjudicial para el mundo.
¿Cuál es el beneficio neto de la caída de los precios del petróleo para la economía mundial? Los economistas estiman que una caída de 40% -si se mantiene- podría añadir algo más que el 0,5% al crecimiento económico global, incluso hasta alcanzar el 0,8%.
Dicho esto, cada vez que se registra un cambio pronunciado de un producto tan importante como el petróleo es necesario estar atentos a los efectos redistributivos, que pueden tener peligrosas consecuencias políticas y económicas.
Es probable que el impacto en aquellos países dependientes del petróleo -Venezuela, Irán, Nigeria y Rusia- sea bastante grave.
Sin nada más, no tendrán otro remedio que recortar el gasto público con el fin de evitar un deterioro de sus finanzas públicas ya golpeadas.
No sería una sorpresa y no sería la primera vez que un cambio dramático en el precio del petróleo provoca una conmoción social en los estados ricos en crudo.
Pero si nos enfocamos en la visión estrecha y cortoplacista, la caída de los precios pondrá una cantidad considerable de dinero extra en los bolsillos de la gente.
BBC.