“Cuando llegué (al albergue La Gran Familia) la comida descompuesta estaba pegada en el suelo con cucarachas, una bodega con comida podrida, otra con cobijas y zapatos nuevos cuando los niños usaban cobijas orinadas y con piojos, 21 niños en una habitación, un agujero por donde se escapan los niños… Como el peor de los reclusorios, cero dignidad”.