“Cuando lo vi (a Enrique Peña Nieto), yo grité ‘dónde están mis nietos? ¡Dejen ya en paz a mi hija y rescaten a los niños!’ Él escuchó mis gritos y se acercó y me dijo ‘Yo creí que este problema ya se había solucionado’(la sustracción de tres niños), y sólo le dirigió una mirada inquisitiva al gobernador (de Yucatán) Zapata Bello”.