[contextly_sidebar id=”df196672a53c308033ac32903db65bda”]Un inexistente penalti acabó con la resistencia firme de Croacia y alivió a Brasil, cuyo estreno se tambaleó en un partido de devenir incierto y que terminó por desatascar Neymar, autor de dos goles que sellaron la primera victoria local en el Mundial 2014.
El árbitro japonés Yuichi Nishimura indicó decidido los once metros por un presunto agarrón de Dejan Lovran a Fred a veinte minutos para el final, con el conjunto de Luis Felipe Scolari sin recursos y cargado de dudas. Lejos de su mejor momento en del partido.
El penalti, que dio la vuelta a la ventaja visitante adoptada en los primeros minutos, desahogó a una afición que recibió con euforia a su equipo, al que llegó a silbar en algunos tramos y que se marchó esperanzada por un futuro mejor, que entierre la pesadillas del ‘Maracanazo’ al que Brasil no se acaba de desligar.
El Mundial arrancó en Sao Paulo a un ritmo trepidante. El que ha acostumbrado a poner el técnico Luis Felipe Scolari. Con el que quiere habituar a un equipo de una tradición exquisita. Más dado al arte que a la faena.
El inicio correspondió al entusiasmo con el que las calles brasileñas viven el Mundial. Con una agitación parecida a la que imponen las reivindicaciones de gente más preocupada de mejorar su jornal que de la pelota.
En cualquier caso, el estallido emocional de la puesta en escena aplacó cualquier ruido ajeno. El público agradeció la vuelta de la competición. Los futbolistas también. Especialmente los brasileños, empeñados en arrinconar a su rival desde el principio, cerrar la papeleta con celeridad y convertir la apertura en una fiesta.