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Donde la única regla es ser “cool”
Donde la única regla es ser “cool”
5 minutos de lectura

Donde la única regla es ser “cool”

23 de marzo, 2014
Por: mzepeda

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¿Cómo fue que la codificación terminó siendo tan cool? Seamos honestos, no siempre fue así. Ser capaz de hablar a las computadoras en su propio idioma no era la mejor credencial para impresionar en las fiestas.

Pero en un mundo de multimillonarios digitales se ha convertido en una habilidad muy de moda. Ahora resulta que los geeks heredarán la Tierra.

Y uno de los clubes de codificación de mayor crecimiento ha sido CoderDojo.

Es una organización sin fines de lucro que dirige clubes de codificación para jóvenes en 38 países, con el principio fundacional de que la única regla es: “ser cool“.

Está establecida en toda Europa y América del Norte, con algunos clubes repartidos en Asia y América del Sur. Las negociaciones con el Departamento de Estado de Estados Unidos podrían resultar en un mayor apoyo a los clubes en África.

Templo del aprendizaje

Los clubes son manejados por voluntarios, que enseñan a jóvenes a escribir códigos, construir sitios web y hacer apps. Los partidarios de la puesta en marcha del club poseen un entusiasmo casi evangélico para estos eventos autodidactas, sin estructura, sin jefes.

El “dojo” fue tomado prestado de las artes marciales japonesas, como el templo del aprendizaje. Se nutre de una cultura en la cual se espera que los estudiantes transmitan lo que han aprendido a otros, mientras los alumnos se convierten en mentores.

Detrás del proyecto CoderDojo está Bill Liao, un empresario y filántropo que creció en Australia y ahora vive en West Cork, Irlanda.

La codificación está en el corazón del mundo digital, dice. Si uno desea entender este mundo, debe entender su lenguaje.

“La codificación es una habilidad lingüística”.

“Los mejores codificadores que conozco son poetas. Tienen creatividad y economía de expresión. Ves un gran código y es elegante en su simplicidad y rico en significado”.

No siempre reconocemos la belleza de la tecnología bien hecha, afirma, incluso cuando está delante de nosotros.

“Nos maravillamos de un niño de dos años utilizando un iPad a través de una computadora. Deberíamos realmente maravillarnos de un ingeniero de Apple que diseña una computadora que un niño de dos años pueda usar”.

Otra razón del resurgimiento en el interés en la codificación es que ayudará a los jóvenes en un mercado laboral difícil.

“Nombre un campo del esfuerzo en el que entender el código no beneficie a su carrera”, dice Liao.

El padre del código

Al establecer los clubes CoderDojo, se sorprendió con cuántos niños deseaban aprender.

Y su sorpresa fue agradable por lo generosa que es la gente al donar su tiempo y locales.

Como ejemplo de su funcionamiento en el terreno, Rob Curran es un “campeón” local de CoderDojo en Wilmslow, Cheshire.

Curran se encontró con el proyecto cuando llevó a su propio hijo a un dojo y quedó tan impresionado que ahora ayuda a manejar una sesión mensual que atrae a entre 30 y 90 jóvenes.

Aprenden a usar programas de codificación como Scratch, o usar la computadora simple Raspberry Pi, o experimentar con un juego computarizado como Minecraft.

¿Cuál es la atracción para los jóvenes? Les da horas de uso ininterrumpido de la computadora y, lo más importante: “no es el colegio”.

Pero el auge de los clubes de computadoras no significa que la economía se inunde repentinamente con jóvenes con las habilidades correctas.

Durante el día, Liao trabaja como capitalista de riesgo y dice que hay demasiadas ideas brillantes buscando inversionistas que se frenan por falta de codificadores.

“Todo el mundo se conduce con códigos y nos hemos quedado sin codificadores”, indica.

Como empresario, dice que desea crear un ambiente en el que los jóvenes puedan tratar de aprender estas habilidades y no preocuparse por el fracaso.

Cuando tienen éxito hay un credibilidad instantánea del juego.

Un chico de 12 años que asiste a un club de CoderDojo en Cork creó una aplicación para juegos que fue aceptada por la tienda de aplicaciones de Apple, asegura. Era tan joven que su madre tuvo que inscribirlo en la cuenta.

Poder mostrar a los amigos tu propia app en un iPhone es “dolorosamente cool“, afirma.

“Odiaba el colegio”

Mientras los padres pudieran pensar en las ventajas monetarias de un pequeño Bill Gates en la familia, Liao dice que los clubes de codificación deben ser lugares sociables, reconfortantes y espontáneos.

Lo que él quiere evitar es la sensación de aislamiento que sintió de niño, aprendiendo solo a usar una computadora en su dormitorio, en los suburbios de Melbourne.

“Odiaba el colegio. Mayormente porque era discriminado racialmente, por ser medio chino. Fue horrible”.

Pero aprender a usar una computadora fue su escape de la soledad y el acoso.

“Me dio acceso a algo que ha sido increíblemente poderoso en mi vida”.

Y dice que tiene gran empatía por el niño solitario que aprende solo, que desea que se sientan seguros en la organización CoderDojo.

“Aprender es una actividad social. Aprenden más cuando lo hacen juntos”.

Y como dice el sitio web de CoderDojo: “Acosar, mentir, hacer perder tiempo a la gente no es cool“.

También defiende el principio de trabajar muchos años para convertirse en un éxito de la noche a la mañana. Describe sus años refinando la idea de CoderDojo con el cofundador James Whelton como “los años de los Beatles en Hamburgo”.

CoderDojo no es el único club de codificación. Hay muchas otras organizaciones llevando el mensaje a los jóvenes, como Code Club y Code Academy.

En Reino Unido, es el Año del Código, cuyo propósito es animar a más jóvenes a tratar de aprender el lenguaje.

En EE.UU. y Reino Unido hay proyectos de “hora del código” para lecciones con apoyo de gigantes tecnológicos como Microsoft y Google.

El proyecto Informe Escolar de la BBC también ha juntado recursos y materiales sobre el aprendizaje de la codificación.

Incluso si los clubes CoderDojo se están esparciendo en el mundo, Liao no se apura a verlos todos.

No por falta de interés, sino porque ha renunciado a viajar en avión como parte de un proyecto ecológico de siembra de árboles.

Pero la idea que desea sembrar en todos estos clubes es estimular la creatividad sin temor a fracasar.

“No es sólo gratis, es libre pensamiento. No es cerrado ni institucional”, sentencia.

 

 

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Etiquetas:
BBC
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Imagen BBC