[contextly_auto_sidebar id=”G1z06mzD9WK6zOB4xkiKYdEQxN5BQPRj”]Dos atentados suicidas con bomba el martes 19 de noviembre cerca de la embajada de Irán en la capital libanesa de Beirut han dejado 23 muertos, entre ellos el agregado cultural iraní.
Un grupo vinculado con al-Qaida se adjudicó la responsabilidad de los atentados.
Las poco conocidas Brigadas Abdalá Azzam dijeron que lanzaron los ataques el martes a media mañana en un bastión del grupo islamista Jezbolá en el sur de Beirut, en un nuevo acto de violencia en los enfrentamientos que han plagado la región durante decenios y que se han intensificado ahora con la guerra civil en la vecina Siria.
[contextly_sidebar id=”e41605fbbeb818e408844c2ff08c0fae”]En meses recientes varios ataques han sacudido bastiones de Jezbolá, en lo que muchos ven como represalia de extremistas suníes por el papel del grupo chií en los combates en Siria.
No fue posible verificar en forma independiente la reivindicación, que fue colocada en un cibersitio extremista y en la cuenta en Twitter de Sirajuddin Zurayqat, un importante líder miliciano islámico.
El grupo advirtió que seguirá con esos ataques hasta que Jezbolá, respaldado por Irán, retire sus fuerzas de Siria, donde lucha junto con las fuerzas del presidente Bashar Assad contra las fuerzas insurgentes —suníes en su mayoría— que intentan derrocarlo.
Un funcionario libanés de seguridad dijo que el primer atacante suicida estaba en una motocicleta que llevaba dos kilogramos (4,4 libras) de explosivos. Se hizo explotar junto a la entrada principal de la embajada iraní, agregó el funcionario.
Menos de dos minutos más tarde, un segundo atacante que viajaba en un automóvil cargado con 50 kilos (110 libras) de explosivos detonó el coche a unos 10 metros (10.9 yardas) de distancia, dijo el funcionario, que habló con The Associated Press a condición de preservar el anonimato, de acuerdo con las normas.
Desde hace tiempo Irán ha desempeñado un papel central en Siria, como principal respaldo en el Oriente Medio al régimen de Assad, y los milicianos de Jezbolá están ayudando a las fuerzas sirias en el combate a los rebeldes, suníes en su mayoría. Arabia Saudí y Catar, potencias suníes en el Golfo Pérsico, respaldan a la insurgencia.
El embajador iraní Ghazanfar Roknabadi identificó al diplomático muerto como el jeque Ibrahim Ansari. En declaraciones a la televisora de Jezbolá Al-Manar desde el interior de la embajada, dijo que Ansari asumió su puesto en Líbano hace un mes y supervisaba todas las actividades culturales. Al-Manar reportó que en la calle donde ocurrieron los ataques está además un edificio en el que viven algunos diplomáticos iraníes y sus familias.
Una portavoz no identificada de la cancillería iraní culpó a Israel por los ataques, mientras que Jezbolá y funcionarios sirios responsabilizaron indirectamente a Arabia Saudí.
El ministro libanés de Salud, Alí Hasán Jalil, dijo que las dos explosiones provocaron la muerte de 23 personas y que 146 quedaran heridas.
Había escombros diseminados en la calle y automóviles en llamas, mientras personas escapaban corriendo de la caótica escena. Tomas de video de The Associated Press mostraron a bomberos que extinguían las llamas de vehículos, charcos de sangre en la calle y cadáveres cubiertos con sábanas. Una motocicleta calcinada estaba junto a la entrada de la embajada.
Ataques previos en gran escala contra bastiones de Jezbolá incluyen un coche bomba el 15 de agosto en el sur de Beirut que dejó 27 muertos y más de 300 heridos.