Rawan tenía ocho años. Vivía en Yemen y su marido tenía 40 años. Rawan sufrió un desgarro en sus genitales y ruptura uterina tras ser agredida sexualmente por su marido. Su caso engrosa la dramática situación de las niñas forzadas a casarse.
A nivel mundial, más de 10 millones de niñas son forzadas a casarse cada año, muchas con tan sólo 8 años de edad deben casarse con hombres mucho mayores que ellas.
En países en vías de desarrollo, una de cada tres niñas contrae matrimonio antes de cumplir 18 años. La práctica es más frecuente en Asia Meridional y África subsahariana, en algunas partes de América Latina, el Caribe y Medio Oriente.
Naciones Unidas considera “el matrimonio infantil como una violación de todos los derechos de las niños: los obliga a asumir responsabilidades para las cuales no están ni física ni psicológicamente preparadas. Las niñas que son obligadas a casarse se ven atrapadas para el resto de sus vidas en una realidad que equivale a la esclavitud”.
Según el último informe Marrying Too Young de la ONU, “el matrimonio infantil es un problema que aumenta a la par de la expansión de la población juvenil en los países en desarrollo, pese a que constituye una violación rampante de los derechos humanos y específicamente de las niñas. Además, las niñas y adolescentes casadas son más vulnerables a la violencia doméstica y al abuso sexual que las mujeres adultas.”
De acuerdo con la publicación, estos fenómenos podrían reducirse si los y las adolescentes tuvieran acceso informado y consentido libremente a la sexualidad, una premisa que constituye un ideal de la modernización para romper los patrones de sometimiento de las mujeres y construir relaciones equitativas basadas en esquemas más amplios y críticos.