Detectives privados, hoteles de mascotas, prestamistas, buses de turismo, ópticas, “tramitadores de viajes” o psicólogos a domicilio, son algunos trabajos por cuenta propia poco conocidos hasta hace poco en Cuba, pero no por eso menos rentables que las tradicionales “paladares” o los hospedajes.
Gracias a la iniciativa privada, que ha venido ganando terreno desde las reformas impulsadas por el gobierno desde 2008, hoy un cubano puede conseguir un crédito para montar un negocio, ir de vacaciones en un autobús particular, poner a su perro en manos especializadas, dejar a su pareja vigilada y pagar un psicólogo si el resultado de la investigación le resulta traumático.
Algunos están autorizados, otros se enmascaran con licencias de similares y muchos sobreviven al margen de una ley que autoriza el trabajo autónomo sólo en 200 oficios. Nadie sabe a ciencia cierta si son una avanzadilla de lo que vendrá o servirán para mostrar los límites de la reforma.
Iniciando su gobierno, Raúl Castro proclamó que en Cuba habría igualdad de oportunidades pero no de ingresos, con lo que despenalizó moralmente la riqueza y permitió a quienes tienen dinero gastarlo abiertamente. Esto creó nuevas necesidades.
Ahora que ya pueden hospedarse en hoteles o viajar al extranjero, los nuevos emprendedores cubanos deben pensar donde dejar el perro, casi siempre de raza. Por US$6 diarios hay un hotel donde lo atenderán a cuerpo de rey, con buenos alimentos, paseos por la costa y atención veterinaria.
[contextly_sidebar id=”56a9775389fefaf4120ebfba80867d8d”]Seguridad y asesoramiento
Varias agencias de investigación y seguridad ofrecen sus servicios, garantizando “una amplia experiencia anterior”. Sus empleados son capaces de “proteger” una fiesta, investigar los desfalcos de una empresa o vigilar al conyugue supuestamente infiel.
Es una paradoja, porque todavía se recuerda un episodio ocurrido hace varios años en que detectives privados británicos fueron arrestados en Cuba al ser descubiertos mientras vigilaban a un empresario extranjero. Habían sido contratados por una esposa celosa que temía a los atractivos de las cubanas.
También están resurgiendo los prestamistas particulares, casi desaparecidos por décadas, ofreciendo el capital que hace falta para invertir en “ese negocito” que nos hará ricos. En la Cuba prerrevolucionaria se les llamaba “garroteros”, en referencia a los métodos que utilizaban para convencer a los morosos.
Y para asistir a esos empresarios autónomos que están haciendo dinero, un contable a quien llamaremos “Juan” -porque no quiere ver publicado su nombre- ofrece llevarles los números por US$60 mensuales. Tiene “un programa capaz de hacer a la vez hasta 20 diferentes contabilidades, una para los impuestos, otra para los socios y una real para Ud.”, según cuenta a BBC Mundo.
Los nuevos inversores tienen consultorías que los asesorarán sobre cómo recorrer los intrincados caminos de la burocracia para abrir un negocio, y otras que le explicarán qué hacer para comprar propiedades saltándose los límites de la ley de vivienda.
A pesar de que la salud pública cubana es gratuita para toda la población, están surgiendo trabajadores autónomos en los sectores donde se percibe algún déficit, a través de embrionarias clínicas dentales, ópticas y hasta consultas de psicología a domicilio.
Lograr que venga a la casa un psicólogo especializado “en atender niños autistas de entre 2 y 12 años”, cuesta US$5 diarios. Un profesional del ramo le explicó a BBC Mundo que utiliza “la terapia de tarjeta, basada en lo que debe saber según la situación” del pequeño, que es valorada en un test previo.
Por un precio igual de módico, otros de sus colegas están dispuestos a hacer psicoanálisis a domicilio, mientras que la escasez de prótesis dentales ha permitido que florezca un jugoso negocio, que se provee de productos enviados desde el extranjero.
“Aquí Ud. tiene todo lo que pueda pagar”, nos dijo “Homero”, un optometrista que tampoco quiso ser identificado por su nombre real, mientras nos ofrecía espejuelos con “las mejores armaduras”. Nos explicó solícito que “para distancia corta o larga cuestan 25 CUC (pesos cubanos convertibles, equivalentes al dólar estadounidense menos 10% de impuestos), bifocales 30 CUC, progresivo natural 50 CUC, y progresivo fotosensible 150 CUC”.
Las reformas migratorias trajeron consigo nuevas oportunidades que Oscar y Julia tampoco dejan pasar. Ellos se definen como “tramitadores”: “por 15 CUC resolvemos el DF 160, (un formulario) para visa americana. Por 5 CUC sacamos turno para solicitar pasaporte en la embajada de España”, prometen.
Y como para viajar al extranjero se necesitan idiomas, se multiplican las academias particulares que los enseñan. En el céntrico barrio habanero del Vedado hay una que tienen varias casas contratadas como aulas. Hoy en Cuba se puede aprender inglés, portugués, francés, ruso, chino, alemán, catalán y holandés.
Mientras, Josvani y su esposa tienen un negocio redondo: hacen viajes turísticos dentro de la isla. Son por cuenta propia aunque usan el bus de la empresa donde él trabaja como chofer, compran el diesel en el mercado negro a US$0.30 y cobran US$40 por persona para visitar Trinidad.
Para “fiestar” se alquilan disfraces, parques inflables para el cumple de los niños y a la novia se le puede regalar una serenata con mariachis de verdad. Pero si se busca más emoción hay cursos de buceo y una guerra de paintball, a 10 metros del malecón de La Habana.