El modo en que se mide la economía de Estados Unidos cambió, para incluir la cantidad invertida en desembolsos de propiedad intelectual, como la producción de canciones de música pop y las patentes de medicinas emitidas por primera vez.
“El producto interno bruto (PIB) es probablemente la estadística más importante que afecta a empresas, hogares y gobiernos”, les dice a la BBC Steve Landefeld, director de la Oficina de Análisis Económico (BEA, por sus siglas en inglés), que mide el PIB, la cantidad total de bienes y servicios producidos en la economía estadounidense durante un semestre dado.
Calcular el PIB, indica, es increíblemente difícil, porque “estamos detrás de una economía en cambio continuo”.
Ahora, en lo que la BEA considera el cambio más grande en los cálculos desde 1999, se ha actualizado el modo en que se reporta la actividad económica.
La meta es finalmente incluir algo que muchos ya han notado: el abandono de la economía de producción de fábricas y granjas por la economía del conocimiento.
Así que es necesario tener en cuenta la inversión y la producción económica en propiedad intelectual, que incluye todo, desde la cantidad que se gasta al escribir una exitosa serie de televisión, hasta la investigación para una cura del cáncer.
¿Por qué están cambiando los cálculos?
Remontémonos a 2007. Fue el año de las franquicias: “Spider-Man 3” y “Shrek Tercero” encabezaron la taquilla.
Para los economistas, estas películas fueron algunos de los productos más misteriosos creados entonces en la economía estadounidense.
Aunque los ingresos por taquilla, así como por ventas de DVDs y suscripciones de TV, fueron incluidos en los cálculos del PIB, ni un solo centavo empleado en realizar estas películas -o ninguna canción ni programa de TV en la historia- ha sido contado en el modo en que los economistas calculan el PIB.
De hecho, la BEA calcula que en 2007, la cantidad total invertida en producción creativa como cine, TV y música fue de US$70.000 millones.
Sin embargo, debido a la forma en que se calculaba entonces el PIB, ninguna fue incluida en la cifra de producción.
Si se añade la cantidad invertida en investigación y desarrollo -como la producción de una nueva droga para la presión sanguínea o un chip informático- son otros US$300.000 millones que no se contaron.
Aquellos gastos, así como ajustes al modo en que se calculan las pensiones como parte de la actividad económica, serán incluidos ahora en las cifras.
¿Cómo se mide el valor de una canción?
Es fácil entender cómo la inversión en el más reciente sencillo de Beyoncé contribuye a la economía estadounidense (más allá de sus pasos de baile, por supuesto). Se contrata compositores, los ingenieros de sonido trabajan horas extra y así sucesivamente.
Pero dar una cifra concreta de cuánto se invirtió es “realmente difícil”, afirma Landefeld, particularmente cuando se trata de la contribución económica de la propiedad intelectual, como patentes y derechos de autor.
“Esto no se compra ni vende en mercados. Uno no dice: ‘Necesito una patente para un nuevo medicamento, déjame ir a comprarla’. No hay un mercado, como podría haber para evaluar precios para un nuevo edificio”.
Así que los estadísticos en la BEA han tratado desde 2005 de descifrar la mejor manera de tabular la producción económica de toda la propiedad intelectual para poder saber intuitivamente qué está pasando a nuestro alrededor.
Esencialmente han creado aproximaciones de modelos de valoración, usando datos de empresas y líderes de todo el planeta.
“El cambio más similar que efectuamos para esto fue en 1999, cuando primero capitalizamos el software de computadoras”, señala Brent Moulton, jefe de cuentas nacionales en la BEA y encargado de crear e implementar la fórmula de revisión del PIB.
“Creo que aprendimos que sería mejor desarrollar primero este tipo de cálculo donde pudiéramos ir a hablar con los usuarios y experimentar con distintos enfoques”.
¿Cuál es el impacto de esos cambios?
“En conjunto, es una adición muy significativa al PIB: un 2,5%”, dice Landefeld.
Algunos sostienen que la decisión podría ser vista como una maniobra política del gobierno del presidente Obama para inflar la economía estadounidense, aunque tal punto de vista ha sido desacreditado.
Pero por otra parte, el impacto no será tan grande como se pudiera esperar, ya que no es sólo la cifra del PIB de este trimestre la que se está volviendo a calcular: toda la información, desde 1929, se está actualizando.
Así que mientras el tamaño total de la economía aparecerá más grande, no habrá un cambio significativo en la tasa de crecimiento.
“Lo que las revisiones del PIB probablemente no harán es cambiar nuestro cuadro del impulso sobre la economía; estos cambios probablemente no causarán un gran efecto en eso”, indica Lewis Alexander, economista en jefe para EE.UU. en la compañía japonesa Nomura y exasesor del secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner.
Pero Landefeld piensa que al reconocer el papel de la investigación y desarrollo en la producción económica, los números podrían ayudar a organizaciones, como el gobierno estadounidense, a calcular mejor el impacto de las opciones de financiamiento a futuro en áreas como laNational Science Foundation.
“Gran parte del proceso de toma de decisiones públicas y privadas será afectado e informado por esto”, agrega Landefeld.
¿Cómo se compara con el cálculo del PIB en otros países?
Parte de la razón para el cambio en los cálculos tiene que ver con un esfuerzo coordinado entre las economías más grandes del mundo para estandarizar la forma en que su producción económica se calcula. El enfoque salió en 2008 del Sistema de Cuentas Nacionales de la ONU.
Australia y Canadá ya empezaron a implementar cambios similares y serán seguidos por la Unión Europea y Reino Unido.
“Al hacerse el mundo más y más global, es más duro rastrear estas relaciones de produción”, señala Moulton.
“Uno escucha conversaciones sobre producción en todo el mundo y es muy difícil a veces tomar ese proceso productivo global y averiguar cuánto se puede atribuir a una economía particular”.
La esperanza es que al coordinar mejor las medidas, se pueda crear un cuadro más claro del crecimiento económico global y que datos más precisos ayuden a los líderes mundiales a coordinar mejor sus políticas.