El gobierno de Bolivia rechazó la prohibición de Francia y Portugal al sobrevuelo en sus espacios aéreos y al aterrizaje en sus territorios del avión presidencial boliviano, por sospechas de que Edward Snowden se encontraba a bordo.
El canciller boliviano, David Choquehuanca, atribuyó el incidente a informaciones infundadas y mal intencionadas, que tildó de “soberana mentira”.
Denunció una violación de los derechos del tráfico aéreo y la discriminación del presidente Evo Morales, cuya vida “se puso en riesgo”.
El avión finalmente aterrizó en Viena. Morales regresaba a su país proveniente de Moscú, donde asistía a una cumbre de países exportadores de gas.