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Ser amigo es lo más complicado del mundo
Ser amigo es lo más complicado del mundo
9 minutos de lectura

Ser amigo es lo más complicado del mundo

04 de mayo, 2013
Por: Moisés Castillo
@WikiRamos 

I.

Dicen que la vida no es nada sin la amistad. Maia aprendió la lección cuando sintió que su corazón ya no latía tras discutir con Luz, su mejor amiga. Todo por un secreto familiar y todo por un chico guapo llamado León, quien era dueño de un perro Gran danés y de un ojeroso mapache. Luego de chatear en Facebook pudo arreglar la relación: “a los amigos no los escogemos, ellos te escogen a ti”, reflexionó la jovencita de tercero de secundaria.

Maia es una chica solitaria que a veces piensa que algo le hace falta. Tiene una familia ejemplar, pero es feliz a ratos. Es una extraña sensación que invade su cuerpo delicado. Sin embargo, se olvida un momento cuando escucha el claxon de la vieja camioneta de su tía Zoe, señal inconfundible para ir a rescatar a algún perro o gato de la ciudad. Es su tía preferida, es veterinaria y defensora por convicción de animales. Cuando sea grande le gustaría trabajar con ella en su clínica luminosa.

Así es la vida de Maia, protagonista de la novela juvenil Puppy Love, de Antonio Ramos Revillas (Alfaguara, 2012). Una historia que retrata las maiaventuras, pero también la importancia de la amistad y del encanto-desencanto del primer amor, del primer beso. Pero lo peor es cuando a tu mejor amigo le gusta la misma persona, así le pasó a Maia con Luz. En un momento de locura y celos enfermos Maia se dice “claro que se pueden tener amigas verdaderas. Siempre y cuando… ¡no se fijen en tu novio!”.

Esta novela surgió en un viaje a Monterrey que hizo el escritor regio con su esposa Orfa Alarcón, quien de una forma natural sacó a media plática el término puppy love para hablar del amor en la infancia, un término muy común en Estados Unidos. Mientras estaba al volante, Antonio comenzó a contarle poco a poco la historia a su mujer: recuperar de la calle a perros, gatos y demás animales abandonados o que sufren una mala vida; recurrir a la buena nostalgia ¿qué sentiste cuando te enamoraste por primera vez? La carretera fue una especie de hoja en blanco para él y así fue como escribió casi todo el libro.

Sin duda, la maiaventura más peligrosa se presenta cuando Katia, una anciana que vive sola en una casona que huele a humedad, pide ayuda a La Veterinaria para que se lleven a una gata que acaba de tener crías y no para de quejarse. La gata blanca con manchas amarillas y negras estaba escondida detrás de unos contenedores de plástico, protegiendo a sus gatitos. Quisieron llorar y gritar al mismo tiempo cuando vieron su boca ensangrentada: mató a un cachorro para proteger a los demás. Cada vez que se presentaba una situación extrema, la tía Zoe tranquilizaba a Maia diciéndole “el mundo animal tiene otras reglas y códigos que a veces nosotros, los humanos no sabemos o no podemos interpretar bien”.

Pareciera que Puppy Love es una novela inofensiva pero es todo lo contrario. Es una historia espejo que disecciona de manera notable ese salto niñez-juventud, esa etapa conflictiva, definitiva, llena de incertidumbre e incomprensión, de cambios constantes e inexplicables que marcan la personalidad de una persona. Ese sentimiento inocente que nunca volverá: soy joven y puedo hacer lo que quiera, puedo durar más que todo.

Hacia la parte final salta una frase que puede resumir este rompecabezas “tal vez esa sensación en realidad nunca desaparece, que ser feliz no existe, pero no ser feliz tampoco es ser infeliz…”.

-En casa tienes gatas, ¿qué tanto influyó ese entorno a la hora de escribir las situaciones de Maia? ¿Existió el efecto Orfa? Ya que ella adora a los animales, en especial a los mininos…

Jajaja. ¿Que si existe el efecto Orfa en mi vida? Por supuesto, en todo. Siempre me habían gustado los gatos, pero no había tenido por una cuestión de acuerdo de roommates, pero en mi casa paterna tenía tres. Pero lo que más influyó al momento de escribir sobre Maia fue que empecé a conocer a chicas y chicos que se dedican de manera más dedicada al rescate de perros y gatos; por ejemplo, una de ellas, Giovanna León, da conferencias y pertenece a varias asociaciones. Prestamos nuestra casa como hogar temporal para unos tres o cuatro gatos y Giovanna iba, los vigilaba, incluso operó con la ayuda de una veterinaria a uno de esos gatos en la mesa de la casa y yo ahí estuve todo ese tiempo. Eso influyó más que tener tres gatas de mascotas.

¿Cuál ha sido tu peor y tu mejor experiencia con una mascota? ¿Mejora la calidad de vida tener una en casa?

Mi mejor experiencia con una mascota, de niño, fue con una gata que tuvo sus crías en el patio de la casa. Mi peor experiencia fue con la misma gata que terminó comiéndose a una de sus crías porque había gatos que querían llevárselos. Eso tardé mucho en entenderlo. Cuando pierdes a una mascota es una sentimiento difícil de explicar porque ¿cómo mides ese amor? La gente dice, pero si es un gato o un perro, ¿para qué lloras? Llórale a los hombres. Pensar sólo que las cuestiones de la humanidad son importantes nos ha llevado a cientos de especies extinguidas o de miles de perros y gatos callejeros que son perseguidos, que también son foco de infección, pero que básicamente nos recuerdan nuestra forma irresponsable de vivir en relación con los demás. Una mascota en casa sí mejora tu calidad de vida, estoy seguro. Te da más responsabilidades, pero nada en esta vida que se quiera se tiene sin un mínimo de inversión. Hasta el amor se acaba.

-¿Cómo describirías a esta jovencita que le da miedo los mapaches? ¿Es una chica solitaria?

Todos somos seres solitarios. Extrovertidos o introvertidos, la soledad es una compañera fiel. La diferencia es qué haces con esa soledad: te atiborras de televisión, pero de esa clase de televisión donde los conductores sólo bailan y envían saludos, o ves algo más provechoso, o lees o trabajas. Trabajar es otra manera de estar solo también.

-La amistad para Maia es sagrada, ¿por qué Maia espera mucho del otro? ¿Qué significa ser amigo de alguien?

Ser amigo es lo más complicado del mundo. Necesita tiempo, saber escuchar, saber reír, saber enojarte. Ser amigos en realidad es un reto. Yo no creo en los amigos que nunca se dicen sus verdades o a los que no les pueden decir francamente que la regaron o que tú la regaste. Con casi todos mis mejores amigos me he peleado y lo hemos resuelto. Valoro mucho la amistad con mis amigas, pero en esta sociedad tener amigas y estar casado es casi como una incitación al adulterio, cosa más absurda. Pero así es la vida.

-Maia casi termina la secundaria, digamos que está en el cambio niña-adolescente, ¿cómo explicar esa “sensación de estar incompleta” en tu óptica masculina? En la parte final Maia dice: todo había cambiado desde que me bajó por primera vez…

El mayor descubrimiento que tiene todo adolescente es la soledad. Creo que cuando esa frase se vuelve más real, cuando descubres que tienes una personalidad. La cuestión es que no existen tantas diferencias entre una adolescente y un adolescente. Sienten lo mismo, aunque lo expresen de formas distintas. Con los hombres es complicado, porque se te enseña a no hablar, el mismo grupo se obliga a callarte muchas cosas que son bien vistas desde el patrón de “lo masculino”.

-En tiempos de las redes sociales, de lo instantáneo, la madre de Maia se la pasa “tuiteando” todo el día, ¿es una especie de crítica a las familias que ya no se platican, ya no se miran? ¿Pasa lo mismo con la relación amo-mascota?

No sé si sea una crítica, porque yo también me la paso en las redes sociales. Pero es cierto que llega un punto en el que tienes más lazos sociales con personas virtuales que de carne y hueso. Una amiga escribió en su muro, después de que nos vimos con otro grupo de personas, que era padre recordar que existía la tercera dimensión. Me dio mucha risa, pero también esconde una gran verdad: nos estamos convirtiendo en esos humanos que se retratan muy bien en la película de Wall-E. Y si eso ocurre con las personas, ahora imagina con las mascotas. Mascotas que tienes en casa pero a las que sólo les das de comer. Se mueren o se van.

-En la novela abordas otros temas fuertes como el divorcio, la muerte de los padres de León, la voracidad de los bancos, ¿es complicado ser niño-adolescente? ¿Qué cosas han cambiado cuando tenías esa edad y ahora?

Creo que la malicia propia y la extraña es lo que más aprendes. A defender y atacar. Pero en el fondo sigo siendo el mismo, con todo lo bueno y lo malo que eso pueda ser. Lo que sí ha cambiado en mí es la tranquilidad. Tranquilidad porque ya tengo más o menos una ideología, una forma de vivir, de ganarme la vida. No uso tarjetas de crédito, por ejemplo. Una vez tuve una deuda y el banco me trató como si fuera un criminal. Los bancos no saben si no tienes trabajo, si ganas lo suficiente y no te mediste en una compra. Los bancos quieren que no te midas en tus compras. Por eso ahora mi relación con los bancos es genial. No me prestan ni les pido prestado. Procuro vivir con lo que tengo, además soy muy malo con las deudas a largo plazo.

-Maia decía que no estaba interesada ni pensaba en tener novio… ¿el primer amor jamás se olvida? Cuéntame de tu primer beso y tu primer amor.

Fui pésimo para eso. Tuve una primera novia, una chica de secundaria que me gustaba desde la primaria. Ni beso le alcancé a dar porque me cortó a las dos semanas vía una de sus amigas. Como a mí me gustaba ya otra compañera, pues ni sentí feo. Con la otra compañera tampoco me fue bien.

II.

Algunos escritores coinciden que es más difícil escribir para adolescentes porque se requiere atrapar su atención desde las primeras páginas, ya que de lo contrario botan el libro. Puppy Love tiene la virtud de la sencillez del lenguaje. No hay que confundir sencillez con simpleza. Para Antonio Ramos Revillas, que anteriormente publicó la espléndida novela El cantante de muertos, el reto del lenguaje es lo más complicado para todo escritor. Las páginas de Puppy Love destilan claridad y honestidad.

“Debo confesarte que antes me hablaban del lenguaje y yo no entendía. Para mí era la historia, contar un cuento con un buen inicio, tensión, un final sorprendente. Poco a poco me di cuenta que estaba equivocado. Me gusta un lenguaje que sea mío y que nadie pueda copiar. Veía o leí a muchos que hacían que su lenguaje fuera como carne de puerco a la hora de la cena y eso no me gustaba”.

A la mitad de la historia, Maia se percata que existen muchos tipos de personas que cuidan animales y ofrece una clasificación muy singular para definirlos. Son ocho niveles: abre con la gente que detesta a las mascotas, es decir, no tiene amor propio; y cierra con el extremo de las personas que pasan más el tiempo con sus cachorros que con los humanos. Es decir, una especie de La loca de los gatos de Los Simpson. Peligro total.

Según el hincha de los Rayados de Monterrey la literatura juvenil vive un boom en Latinoamérica. Sobresalen escritores como Lygia Bojunga, Triunfo Arcineagas, María Esperón, Pablo de Santis, Javier y Toño Malpica, Verónica Murguía, Emma Wolf, entre otros. A veces cuando está aburrido y quiere escribir pero no puede, toma algún libro de su biblioteca y lee al azar para encontrar una idea, a veces le funciona y otras muchas no. Todo buen escritor, dice, debería desconfiar de cada frase que escribe.

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Imagen BBC