“De repente entró un pajarito, chiquitico, y me dio tres vueltas acá arriba (señalando la cabeza), el pájaro se paró en una viga de madera y empezó a silbar, un silbido bonito. Me lo quedé viendo y también le silbé, pues. ‘Si tú silbas yo silbo’, y silbé. El pajarito me vio raro, ¿no? Silbó un ratico, me dio una vuelta y se fue y yo sentí el espíritu de él (Hugo Chávez)”.
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