El PRI modificó sus estatutos y formalizó la eliminación de los candados para discutir el IVA y para plantear la participación de la iniciativa privada en Pemex.
En un proceso que no tuvo debate en esta sesión y tomó poco menos de una hora en su planteamiento, las mesas de discusión y cuatro mil 200 delegados aprobaron los nuevos documentos básicos del PRI.
Con ello, el órgano político también incorporó a las filas de su dirección al Presidente de la República y dejó atrás la llamada “sana distancia” que se había tenido desde el último mandatario priista que ocupó la silla presidencial, Ernesto Zedillo.
En un ambiente parecido a una fiesta, el Partido Revolucionario Institucional terminó su Asamblea Nacional este domingo y modificó los estatutos, replanteó el Plan de Acción y sus principios básicos.
Las mesas de los delegados, que fueron traslados desde los 31 estados de la República a la Ciudad de México se instalaron este domingo en el Centro Banamex y en menos de una hora terminaron de votar los artículos con las modificaciones.
No hubo reservas, modificaciones a los proyectos, ni se expresaron disidencias de ningún tipo a pesar de que durante las mesas estatales algunos grupos del partido tenían reservas en torno al tema del IVA en alimentos y medicinas.
Sin embargo, el proyecto se aprobó íntegro, con el nuevo programa los legisladores ya no cuentan con el candado para discutir en el segundo semestre del año una posible reforma fiscal que generalice la tributación.
El plan de acción cambió por completo, la secretaria del partido Ivonne Ortega explicó que el partido requería de una renovación.
El partido dejó de ser oposición y ante ello requiere un cambio: “Y los primeros que tenemos la obligación de responder a ese llamado somos los militantes del PRI, los que si tenemos un compromiso de lealtad con él, porque convertir a México en una potencia emergente, va a exigir profundas transformaciones económicas, políticas y sociales”.
En su turno, el presidente César Camacho llamó a romper ataduras a los pocos que aún mostraban reservas. El discurso fue una explicación de los nuevas reglas del partido y la línea que busca para la gestión del presidente Enrique Peña.
“El PRI sabe que si queremos empleos mejor remunerados, seguridad social universal, dignificación de la vida rural, ampliación y mejoramiento de la infraestructura, y el impulso a las actividades productivas, debemos promover una inteligente reforma hacendaria integral, equitativa por cuanto a los ingresos, y responsable socialmente respecto a los egresos”, dijo.
Y también advirtió la tónica con la que se incorporó el Presidente al frente del partido y comprometió que se le ofrecerá respeto a “al comportamiento vertical de su gobierno” y a unos días del proceso que se sigue en contra de la ex líder sindical, Elba Esther Gordillo reconoció en el presidente Enrique Peña la eficacia de saber actuar con toda la fuerza del estado.
“Respaldo a su actitud concertadora, dispuesta siempre a pactar y construir; por su disposición a colaborar con los otros poderes públicos y ámbitos de gobierno; respaldo por su firmeza y arrojo para decidir siempre, lo que conviene a la República. Porque reconoce el imperio de la ley y la eficacia de la política; porque sabe cuándo actuar con toda la fuerza del Estado”, dijo.
El presidente Enrique Peña en su primer discurso en funciones al frente del gobierno federal, a sólo dos meses de asumir el cargo, celebró que su partido no ha caído en las autocomplacencias después del triunfo y ha optado por examinarse y redefinir su posición ante el país.
Celebró como un logro el que el partido pueda marcar distancia de aquellos militantes que en el ejercicio de su responsabilidad pública “no estén a la altura ética que exige nuestro partido” y por último, advirtió:
“Mi responsabilidad es lograr que México despliegue todo su potencial. No hay intereses intocables. El único interés que protegeré es el interés nacional. Tomaré las decisiones que exige la transformación del país”.
La postura fue recibida con un aplauso prolongado que fue el final de todo un evento que parecía dedicado al Presidente, que tardó poco más de media hora, invertidas en fotografías y saludos, en recorrer el pasillo para llegar al templete.
A la Asamblea Nacional priísta acudieron poco más de cuatro mil delegados invitados especiales, en un ambiente parecido a los mítines de campaña.
Estuvieron presentes en el presídium todos los gobernadores priístas que lo mismo se saludaban entre sí que a los integrantes del gabinete que llenaron el templete principal.
La primera fila estuvo dedicada a los ex dirigentes del Partido, un grupo que ha sufrido bajas en los últimos meses con el fallecimiento de Pedro Ojeda Paullada y Rafael Rodríguez Barrera.
Así la pasarela fue para algunos más actuales, estaban al frente María de los Ángeles Moreno, Humberto Roque Villanueva, Mariano Palacios, Jorge de la Vega y Roberto Madrazo quien dedicó casi una hora a saludar a militantes, posar para las fotos y hacer promesas para asistir a campañas de diputados locales.
Quienes brillaron por su ausencia fueron los últimos dirigentes priistas, Humberto Moreira, Beatriz Paredes y Dulce María Sauri.
Tampoco estuvieron presentes dos de los ex gobernadores más polémicos de la administración pasada: Mario Marín y Ulises Ruiz.
Las figuras polémicas fueron opacadas por el gabinete en pleno que se placeó entre la militancia que a empujones demandó audiencias, abrazos y fotografías. Para los priistas era una nueva era.
