Por: Juan Carlos González Gutiérrez
Las propuestas tienen que ir en varios sentidos:
A los maestros:
1) Nos toca estar bien capacitados. Tienen que estar en una formación permanente. Siempre estar al día en su área, pero estarlo también en lo psicológico y pedagógico.
2) Nos toca estar apasionados por nuestro trabajo. Maestro que no sienta pasión por lo que hace, que se mueva a otro trabajo donde sí pueda fomentar crecimiento al país.
3) Nos toca cambiar los paradigmas educativos. Crear, innovar y sobre todo resignificar el aprendizaje como placentero y pleno. Dejar de incentivar al alumno para que conozca, porque la educación es suficiente ganancia.
Al Estado:
1) Le toca generar sistemas de capacitación regular a maestros.
2) Intervenir en sistemas o dinámicas de corrupción educativa. Dar plazas por nivel de capacidades educativas y no por herencia o “compadrazgos”.
3) Hacer evaluaciones desde el contexto. Establecer límites a organismos internacionales que buscan evaluar desde cosmovisiones extranjeras, siempre que nuestros sistemas para evaluar sean de vanguardia, según la localidad y el tipo de alumno. Esto incluye evaluar a la educación indígena desde sus parámetros.
Al alumnado:
1) El compromiso por verse como primer responsable de su educación. Es importante que retroalimente y proponga. No se vale ser pasivo, ni esperar asistencialismo.
2) Involucrar en este compromiso a la familia, especialmente en la educación a menores de edad. Los padres de familia son colaboradores en el estudiante menor y protagonistas especialmente en la educación en valores.
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