América Latina es vista como una reserva vital de creyentes para la Iglesia Católica, pero un cúmulo de nuevas y viejas divisiones entre sus fieles en la región suponen un reto particular para el Vaticano y el próximo Papa.
Si bien las disputas internas en la Iglesia en general están lejos de ser una novedad, la inusual renuncia de Benedicto XVI colocó una vez más el foco de atención sobre ese fenómeno, no solo dentro de la curia romana.
Los católicos de América Latina (que se calcula que son cerca de 41% del total) tienen su propia lista de disputas respecto a la función que la Iglesia debe cumplir en la región.
Esto incluye desde luchas del pasado en torno a la Teología de la Liberación, aún latentes aunque menos visibles, según especialistas, hasta distintas formas de plantarse ante temas como el aborto, los abusos sexuales en la Iglesia o la fuerza innovadora del Movimiento Carismático Católico.
“La Iglesia (en América Latina) es todo menos homogénea”, le dijo a BBC Mundo Roberto Blancarte, sociólogo experto en religión en el Colegio de México, profesor visitante del Centro de estudios latinoamericanos en la Universidad de Stanford y exconsejero de la embajada mexicana ante el Vaticano.
¿Capítulo cerrado?
Los analistas coinciden en que los sectores tradicionales o conservadores ganaron un poder indiscutido en la jerarquía católica latinoamericana durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Esto permitió al Vaticano disminuir en la región la influencia de la Teología de la Liberación, cuya prédica a favor del cambio social y la lucha por los pobres fue vista por ambos papas como un movimiento político de inspiración marxista contrario a los intereses de la Iglesia.
Instituciones que enseñaban esa teología fueron cerradas y promotores de la misma, como el brasileño Leonardo Boff, fueron desplazados. Pero muchos dudan que la Iglesia haya logrado unirse y haya cerrado definitivamente esa disputa en Latinoamérica.
“Cuando hablamos de las diferencias dentro de la Iglesia, obviamente siguen existiendo porque la gente que defendía la Teología de la Liberación (…) no se ha muerto”, dice Blancarte.
“Muchos se fueron a organizaciones no gubernamentales, de defensa de derechos humanos o de otro tipo, donde siguen actuando como miembros de la Iglesia pero no necesariamente dentro de la estructura eclesiástica”, agrega en diálogo con BBC Mundo.
El salvadoreño Manuel Vásquez, jefe del departamento de religión en la Universidad de Florida, evalúa que la pugna aún podría resurgir si cambian los vientos económicos favorables para la región y la desigualdad social vuelve a crecer.
Renovación y conflicto
Al mismo tiempo, la Iglesia Católica vive en América Latina divergencias sobre cómo encarar desafíos modernos como el aumento del número de evangélicos o de personas sin religión.
En ese contexto, movimientos como la Renovación Carismática son vistos por muchos como un ejemplo de cambio que puede servirle a la Iglesia católica para atraer fieles, en particular jóvenes.
Aceptado por el Vaticano, el movimiento Carismático cobró impulso en Brasil y otros países con el uso de medios de comunicación, música y una participación activa de sus auditorios como ocurre en encuentros evangélicos.
Vásquez dice que en sus investigaciones descubrió que si bien este movimiento ha activado la religiosidad de muchas personas, “por otro lado tiene una tendencia a dividir y generar conflicto”.
“Muchas veces el movimiento Carismático tiende a volverse muy enfocado en sí mismo e identificarse como eje de la parroquia, y eso genera tensiones en las bases”, le explica a BBC Mundo.
Este movimiento se basa en la afirmación de la acción directa del Espíritu Santo en sus fieles, y para algunos esto cuestiona la intermediación tradicional del sacerdote católico, afirma María José Rosado Nunes, profesora de ciencias de la religión en la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo.
“El temor de la Iglesia es que haya como una caída de esa figura central que es el sacerdote y que ese movimiento salga del control de la jerarquía”, señala la socióloga a BBC Mundo.
Sexo y abusos
Otros temas candentes para la Iglesia Católica a nivel global también suponen un desafío para su unidad en América Latina, incluso dentro de los sectores tradicionales o liberales.
Entre ellos los especialistas citan no sólo cuestiones como el aborto o el uso de preservativos, sino también el acceso de las mujeres al sacerdocio, las cuestiones relativas a la moral sexual, la eutanasia y el uso de células madre.
“Son temas con los cuales la Iglesia Católica sigue en un debate que causa divisiones”, afirma Rosado Nunes, fundadora del movimiento Católicas por el Derecho a Decidir de Brasil, que como en otros países promueve cambios en la visión católica sobre reproducción y sexualidad femenina.
La reciente ola de escándalos sexuales y de abusos de menores dentro de la Iglesia también sacudió a la institución en América Latina.
Un ejemplo de ello fue la polémica que generó la negativa de Benedicto XVI a reunirse el año pasado, en su último viaje a la región, con víctimas de abusos sexuales cometidos por el sacerdote mexicano Marcial Maciel, fundador de la orden Legionarios de Cristo, sancionado oficialmente a instancias del propio pontífice y fallecido en 2008.
Blancarte explica que hay “una división entre grupos conservadores” de la Iglesia sobre la conveniencia de indagar y condenar abiertamente esos abusos y sostuvo que los cardenales latinoamericanos difícilmente promueven este asunto.
“Es muy extraño que en los países desarrollados estos casos salgan a la luz y en América Latina no”, dice. “Y es absurdo pensar que en América Latina no haya abusos sexuales por parte de sacerdotes”.
Consultado sobre si se pueden esperar cambios dentro de la Iglesia Católica latinoamericana con un nuevo Papa, Blancarte sostiene que depende de quién sea designado y de su agenda a largo plazo.
“Tenemos más de 30 años con el Vaticano nombrando obispos bajo el molde más conservador posible y eso no se cambia de un día para otro”, reflexiona. “El cambio sólo puede suceder si se rompe el molde”.