Por: Jesús Hernández
Se debe reposicionar la educación al estatus digno y respetable que se merece.
Uno de los problemas que vivimos los maestros es la dificultad para obtener respeto de los alumnos, los padres y los mismos directivos administradores en las escuelas. Existe una evidente devaluación de la figura del docente, especialmente en las escuelas privadas. Esto se debe a diferentes factores como:
• La falta de compromiso de los docentes con la educación, la cual se desprende de la clara ausencia de rigor en las carreras educativas. Pedagogía, ciencias de la educación y carreras afines no promueven el rigor necesario como en carreras mas “solicitadas” como medicina o leyes.
• La necesidad de capacitación de los profesores en nuevas teorías educativas, integración de la tecnología, habilidades del “siglo XXI” y el evidente estancamiento del sistema educativo en una forma cuyo origen se remonta a la edad media, pero que no da respuesta a las necesidades actuales.
• Una educación separada de los conceptos de sostenibilidad, humanismo y empatía, que sigue transmitiendo más que desarrollando o mediando.
• Los sueldos bajos que no permiten a los docentes desarrollarse profesional ni personalmente, dificultando el compromiso y el entusiasmo.
• La sociedad, cuyos valores se basan en el consumismo, el libertinaje y la diversión, más no en la empatía, el desarrollo humano ni la trascendencia positiva de la humanidad. La sociedad busca la inmediatez y la moda, mas que un aprendizaje perdurable y la profesionalización, que es también una incongruencia entre lo que teóricamente debemos enseñar, contra lo que realmente enseñamos, que no concuerda con lo que los alumnos y sus familias consideran importante.
• Los medios que promueven anti-valores, sexo, drogas, diversión y una levedad de la persona, esclavizando su pensar y manipulando las necesidades de la gente. Dando respuesta a las exigencias sólo de las grandes corporaciones.
• Las administraciones escolares y su evidente falta de preparación y compromiso con la sociedad y con el mundo. Los directivos y administrativos de las escuelas buscan las ganancias más que la calidad educativa.
• La clara deficiencia del sistema educativo nacional, que no se había actualizado desde 1993 hasta el 2009, y cuando lo hizo no consideró que el mundo ya era completamente diferente. El Sistema Educativo Nacional parece considerar el presente para diseñar sus planes y programas, olvidando que nuestros niños no vivirán el presente, si no el futuro que cambia constantemente con los avances científicos y tecnológicos actuales.
La incongruencia que presenta nuestro sistema educativo con las exigencias de la sociedad, y con los valores positivos universales, genera la descalificación de la educación como “fútil”, como “inútil”, y promueve la frustración de generaciones enteras que deben aprender a vivir cuando se enfrentan a la sociedad, y no cuando supuestamente debieron haberlo hecho en la escuela.
La separación de la escuela de la vida real, promueve su desvalorización, recayendo principalmente en los docente, quienes somos los que tenemos el poder de generar el cambio. Los docentes son los causantes de su propia desvalorización, pues por hacerse la labor más fácil, olvidan lo que es relevante, y se enfocan en tener felices a los niños que no saben lo que deben aprender, y a los padres que también viven una crisis de autoridad.
Debemos entender que la educación no recae sólo en la escuela, si no también en los padres y la sociedad. Con la crisis de los medios, mostrando anti-valores y manipulando verdades, y los padres siendo víctimas de esto, son las escuela las que toman un papel mucho más importante en la preparación de los niños para un mundo cuya sociedad empieza a mostrar retos mucho más complicados de los que sufrimos ahora.
La creatividad, la resolución de problemas, los valores universales y el pensamiento critico entre otros ámbitos, son indispensables. La vida no se separa en materias, la vida suelta todo en una ola de exigencias, que el currículo nacional delimitado, separado y no actualizado no cubre. No podemos culpar sólo al sindicato, ni a los profesores, ni a la sociedad, ni a los padres, ni al gobierno, ni a los medios. Los culpables de la mala calidad en la educación de este país somos todos y cada uno de los mexicanos que necesitamos romper nuestros paradigmas, y pensar desde un punto de vista “planetario”, no solo global.
Y al decir “planetario” me refiero a incluir no solo un pensamiento global, de mentalidad abierta e inclusivo, si no considerar también que como seres humanos, la especie dominante de este planeta, tenemos la responsabilidad de cuidar a todas y cada una de las especies de seres vivos, así como de proteger a todas y cada una de las culturas en este mundo, y abrir nuestras mentes y fronteras al resto del mundo y hacer de la educación un proceso más humano, natural y potencializador de nuestra civilización. Sólo posible basando todo nuestro sistema en la empatía y el respeto.
La mala calidad educativa es resultado de la falta de estos dos valores. Y es causa y efecto simultáneamente de la falta de estos valores en la sociedad, en el gobierno, y en las corporaciones, pero tristemente es reflejo de la falta de estos valores en ti, en mí, y en todos en nuestra sociedad, en los millones de mexicanos que nos levantamos, vamos a trabajar por un sueldo, y regresamos a ver por nosotros y guiar nuestras vidas con base en necesidades falsas y egoístas, sin ver más allá de nuestros deseos propios.