Todo Japón recordó el lunes el segundo aniversario de los devastadores terremoto y tsunami que desataron una catástrofe atómica y dejaron casi 19 mil personas muertas o desaparecidas.
Más de 300 mil personas siguen desplazadas y virtualmente no se ha iniciado la reconstrucción en el devastado litoral nororiental, donde un maremoto destruyó comunidades enteras.
Durante ceremonias conmemorativas en Tokio y las ciudades arrasadas a lo largo de la costa noreste, los reunidos inclinaron sus cabezas en un momento de silencio, para recordar el momento, a las 2:46 pm del 11 de marzo de 2011, cuando un terremoto de magnitud 9,0 — el más fuerte registrado en la historia de Japón— sacudió la costa.
“Pido a Dios que los afectados puedan reanudar su vida pacífica tan pronto como sea posible”, dijo el emperador Akihito en una ceremonia sombría en el Teatro Nacional de Tokio.
Japón ha tenido problemas para limpiar la radiación que dejó la planta nucleoeléctrica de Fukushima Dai-Ichi —cuyos reactores se fundieron después de que sus sistemas de enfriamiento quedaron deshabilitados por el tsunami— y para reconstruir comunidades perdidas a lo largo de la costa.
Un nuevo gobierno elegido en diciembre ha prometido acciones más rápidas, pero aún debe idear una estrategia de energía que reemplace sus sistemas nucleares, un tema central para su economía en dificultades.
Alrededor de la mitad de los desplazados fueron evacuados de las zonas cercanas a la planta nuclear. Cientos de ellos presentaron una demanda el lunes en la que exigieron compensación por sus sufrimientos y pérdidas.
A lo largo de la zona del desastre, decenas de miles de sobrevivientes que se alojan en viviendas temporales están impacientes por ser reasentados, un proceso que podría tomar hasta una década, dijeron funcionarios.
“Lo que realmente quiero es volver a tener ‘mi casa”’, dijo Migaku Suzuki, un trabajador agrícola de 69 años de edad, en Rikuzentakata. Suzuki perdió en el desastre la casa que acababa de construir. También perdió un hijo durante el tsunami, que borró gran parte de la ciudad.
Más hacia el sur, en la prefectura de Fukushima, unos 160 mil evacuados siguen bajo la incertidumbre de si alguna vez podrán regresar a sus viviendas abandonadas en los alrededores de la planta de Fukushima Dai-ichi, donde tres reactores nucleares se fundieron y contaminaron de radiactividad el agua y terreno adyacentes.
En el asolado puerto pesquero de Kesennuma, una fina capa de nieve cubría el terreno donde otrora se levantaban viviendas y tiendas de pescado. Los sobrevivientes viven en casas temporales en tierra alta, mientras que otros decidieron mudarse otros lugares, de forma definitiva. El lunes por la mañana, pescadores que tratan de revitalizar la industria pesquera en el área exhibían filas de atún y otros pescados para subasta.
“Da miedo vivir aquí donde hubo un terremoto. Da miedo, pero no tengo planes de irme a ningún sitio. Quiero esforzarme para dar lo mejor de mí, de alguna manera para reconstruir la ciudad”, dijo Kenichi Oi, de 75 años.
AP