Por: Miriam E. Ponce Fdz.
México no necesita más conformistas, ya tenemos suficientes. Tampoco necesitamos pesimistas, que también nos sobran. Mi México necesita hacer de cada uno de sus estudiantes ciudadanos críticos, racionales y, sobre todo, humanos.
La educación debe de cumplir su función principal, transformar. Para transformar a México necesitamos a un mexicano capaz de no sólo abrir los ojos a la realidad, sino de actuar sobre ella. Debemos eliminar en las nuevas generaciones la tradición mexicana del quedarnos callados, de aceptar lo que nos llegue, porque “ni modo, así nos tocó”. Eduquemos a un mexicano que no sólo conozca sus derechos, sino que los exija. Un ciudadano que piense, hable y actúe. Un paisano que valore su vida y la del prójimo. Una persona de paz y de acciones, sin miedo, que conozca su pasado, que lo analice y sobretodo que luche por un futuro posible de alcanzar.
El gobierno debe de dejar de ver la educación como un gasto y valorarla por lo que es: una inversión. Inviertan en educación y no en brigadas por el hambre, sus brigadas tienen un tiempo límite para curar el hambre del pobre. Exijamos educación. Denle armas al pobre para dejar de serlo. Unifiquemos a nuestro país por medio de la educación. Dejemos de ser la sociedad ignorante que se deja manipular. Tomemos las riendas de nuestro país y de nuestras vidas.
Encontrar la manera de incorporar una visión humanitaria dentro de un plan educativo meramente pragmático no será fácil, pero es necesario. Los docentes y futuros docentes tenemos el trabajo más difícil y uno muy poco apreciado, hagamos lo mejor que podemos con lo poco que se nos da. Empecemos el cambio que nuestro país requiere desde hace tanto. Construyamos un país de activistas ahora. Estoy segura que pronto seremos suficientes.