El cardenal católico escocés Keith O’Brien admitió este domingo 3 de marzo en un comunicado, que su conducta sexual “cayó por debajo de las estándares que se esperaban de él como sacerdote, arzobispo y cardenal”.
En el comunicado, el religioso -que renunció el lunes a su puesto de arzobispo de St. Andrews y Edimburgo luego de ser acusado de “comportamiento inapropiado” por otros sacerdotes- también les pidió perdón a quienes “ofendió”, se disculpó con la Iglesia Católica y con el pueblo escocés.
O’Brien había renunciado la semana pasada a su cargo, el más alto de la Iglesia Católica británica, después de que otros tres sacerdotes y un execlesiástico hicieran alegatos sobre su conducta inapropiada.
En ese momento, dijo que no participaría en la elección de un sucesor para el papa Benedicto XVI.
El comunicado emitido por la Iglesia Católica Romana en Escocia dice: “En los últimos días algunas alegaciones que se han hecho contra mí se han hecho públicas. Inicialmente, su carácter anónimo y no específico me llevó a refutarlas.
“Sin embargo, quiero aprovechar esta oportunidad para reconocer que ha habido momentos en que mi conducta sexual ha caído por debajo de los estándares que se esperan de mí como sacerdote, arzobispo y cardenal.
“Pasaré el resto de mi vida en retiro. No voy a desempeñar ningún papel en la vida pública de la Iglesia Católica de Escocia”, apuntó el cardenal, que a sus 74 años era el más veterano en la jerarquía católica británica.
En un principio, el cardenal dijo que iba a tomar acciones legales cuando las acusaciones en su contra se hicieron públicas hace una semana en el dominical The Observer. Debía retirarse a finales de este mes, cuando cumplirá 75 años.
Un exsacerdote y tres sacerdotes en ejercicio de la diócesis de St. Andrews y Edimburgo se quejaron al representante del Papa en Gran Bretaña, el arzobispo Antonio Mennini, a principios de febrero de lo que supuestamente había sido un comportamiento inapropiado de O’Brien hacia ellos en la década de 1980.
El primero le dijo al periódico The Observer que estaba decepcionado por la “fría desaprobación” a que enfrentó por “atreverse a romper filas”.
También afirmó que decidió hacer públicas las acusaciones porque temía que el asunto iba a ser escondido bajo la alfombra por la Iglesia.
O´Brien tenía previsto acudir a la elección del nuevo Papa.
La semana pasada, The Observer informó que ese exsacerdote había afirmado que el cardenal O’Brien tuvo un acercamiento inapropiado hacia él en 1980, después de las oraciones nocturnas, cuando era seminarista en el Colegio Drygrange.
Una segunda declaración de otro hombre dijo que vivía en una parroquia cuando fue visitado por el cardenal O’Brien, y que había habido un contacto inapropiado entre ellos.
El tercer demandante alegó que había padecido lo que describió como “comportamiento no deseado” por el cardenal, también en la década de 1980, después de beber un poco durante la tarde-noche.
Un cuarto religioso dijo que el cardenal utilizaba las oraciones de la noche como una excusa para el contacto inapropiado, según el diario británico.
El cardenal O’Brien era el arzobispo de St. Andrews y Edimburgo desde 1985.
Ha sido un opositor abierto de los planes para legalizar los matrimonios homosexuales en Escocia y fue nombrado “fanático del año” por la organización defensora de los derechos gay Stonewall el año pasado.
En una entrevista con la BBC poco antes de que las acusaciones en su contra se hicieran públicas, el cardenal dijo que creía que los sacerdotes deberían poder casarse y tener hijos si así lo desean.
Él dijo que estaba claro que muchos sacerdotes se esforzaban por cumplir con el celibato.
Paradójicamente, O’Brien había provocado controversia por sus opiniones acerca de la sexualidad cuando se enfrentó con el gobierno escocés por los planes de legalizar los matrimonios entre personas del mismo sexo en 2015.
Hace un año el cardenal dijo que el matrimonio gay era una “subversión grotesca de un derecho humano universalmente aceptado”.
Su postura sobre el aborto también quedó clara cuando, hace seis años, dijo que la tasa de interrupción de embarazos en Escocia era equivalente a “dos masacres Dunblane al día” (en referencia al asesinato múltiple en una escuela escocesa en 1996 en el que murieron 16 niños y un adulto).
Y en 2008 describió las implicaciones de la ley de Fertilización Humana y Embriología como algo similar a “experimentos al estilo nazi”.