Un funcionario del Vaticano dijo hoy que la Iglesia católica no se opone al reconocimiento en el ámbito patrimonial, mediante el derecho privado, a las “convivencias no familiares”, incluidas las uniones entre personas del mismo sexo.
Durante una conferencia de prensa, el presidente del Pontificio Consejo para la Familia, Vincenzo Paglia, advirtió que estos derechos no deben confundirse con el matrimonio, que sólo puede existir gracias a la unión entre un hombre y una mujer.
Según el prelado, las convivencias no familiares son múltiples y ayudar a la identificación de soluciones de derecho privado o perspectivas patrimoniales para ellas “creo que sea un terreno que la política deba comenzar a recorrer tranquilamente”.
“Al interior del actual código civil y patrimonial se pueden encontrar soluciones que son necesarias tener en cuenta, sea a nivel patrimonial como de facilitación de la vida para impedir injusticias de los más débiles. Este camino me parece importante recorrer”, dijo.
Empero aclaró que la familia no puede ser simplemente asimilada a cualquier forma de afecto, ya que no basta la “autosuficiencia de los sentimientos” para definir una institución como la llamada célula básica de la sociedad.
“El matrimonio implica amor conyugal y capacidad de procreación. De otra manera si cinco hombres tienen afecto entre ellos, ¿hacemos un matrimonio? El problema es evitar la Babel, después perdemos todos si con la Babel no entendemos más nada”, indicó.
“El respeto por la verdad no exige la abolición de las diferencias y no exige una suerte de igualitarismo enfermo que para ser tal quiere abolir todas las diferencias”, insistió.
Más adelante, Paglia constató que en una sociedad cada vez más individualista se ha vuelto demasiado fácil poner en discusión sea el matrimonio que la familia, quizás ampliando a tal punto su significado al grado de hacer desaparecer el mismo significado de los términos.
Afirmó que se llega a no reconocer más en el matrimonio la raíz de la familia y en esta última el fundamento de la sociedad, subvirtiendo así una antropología secular.
Sostuvo que la Iglesia católica está preocupada por la crisis que el matrimonio y la familia están atravesando, también porque es consciente que ambos son una “buena noticia” para los hombres y las mujeres de hoy, a menudo solos y privados de amor, de paternidad, de sostén.
“Sorprende la superficialidad con la cual la Iglesia es acusada de conservadurismo. No se trata de sostener instituciones superadas, sino de pensar en el futuro de la misma sociedad humana. En todo caso se podría decir que somos conservadores del porvenir, del futuro de la sociedad”, apuntó.
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