Los comicios probablemente van a determinar si la maltrecha economía italiana entrará finalmente en recuperación o, por el contrario, arrastrará a Europa de vuelta a la crisis.
La elección fue convocada dos meses antes de lo programado después de que el partido del exprimer ministro Silvio Berlusconi le quitó el apoyo al gobierno tecnócrata de Mario Monti.
Aunque Berlusconi salió del poder precisamente por su incapacidad de manejar la crisis económica, el gobierno de Monti -que aplicó reformas de austeridad y recortes al gasto- no ha podido recuperar la economía ni ha sido popular entre los italianos.
Ambos líderes políticos se enfrentan en esta nueva elección con una amplia gama de candidatos. Y el ganador no es claro.
BBC Mundo le presenta las claves para entender la elección.
Italia es una república con un presidente y un parlamento bicameral. La cámara de diputados, que es la cámara baja, cuenta con 630 miembros elegidos. El Senado -la cámara alta- tiene 315 miembros electos más cuatro senadores vitalicios (en la actualidad). Los miembros de las ambas cámaras son elegidos para un mandato de cinco años. Todos los asientos elegidos están en juego. El sistema electoral está basado en la representación proporcional y las listas de los partidos. Hay una amplia serie de umbrales que alientan a las partes a que formen coaliciones.
El senado italiano es un caso raro entre los sistemas europeos, ya que la cámara alta tiene casi el mismo poder de la cámara baja. Cualquier ley, con excepción del presupuesto, se puede iniciar en cualquiera de las cámaras, y debe ser aprobada en la misma forma por ambas. Además, el gobierno debe contar con el consentimiento de las dos cámaras para gobernar.
En la cámara baja, el sistema garantiza que cualquier agrupación que obtenga mayoría a nivel nacional se quede con 340 de los 630 escaños. En el senado, la mayoría se decide región por región. La coalición ganadora en cada una de las 20 regiones se garantiza el 55% de los asientos en la región.
El sistema electoral italiano actual es complicado y polémico. De hecho, la suelen llamar la “porcellum”, o la pocilga. Aunque existe un acuerdo generalizado de que el sistema necesita ser cambiado, los políticos han sido incapaces de ponerse de acuerdo en cómo hacerlo.
El resultado de las elecciones será observado de cerca en Europa y el mundo. Los italianos se enfrentan a una decisión difícil. El país se encuentra en una profunda recesión, con el desempleo en récord, especialmente entre los jóvenes.
Las elecciones pueden dar con inestabilidad política en lugar de un gobierno sólido. Si surge un estancamiento político y los votantes parecen estar rechazando la política de la austeridad, los mercados podrían sufrir un golpe y la crisis de la deuda en Europa probablemente entraría a una nueva fase, con Italia en el centro del escenario.
Berlusconi ha criticado las medidas de austeridad de Monti, y promete reducciones radicales de impuestos en caso de que vuelva al poder. Bersani dice que si es elegido continuará con las reformas y con la disciplina en la ejecución del presupuesto impuestas por Monti, aunque también promete crecimiento y más empleos.
La coalición de centro izquierda encabezada por Bersani ha liderado las encuestas de opinión para la votación en la cámara baja, registrando hasta un 10% por delante de sus rivales.
Berlusconi ha logrado reducir esa ventaja durante la campaña, gracias a una insistente ronda de apariciones en televisión y radio. En las últimas encuestas permitidas, dos semanas antes de las elecciones, redujo la ventaja a un 6%. Un número importante de votantes se mantienen indecisos.
Si bien ganar la cámara baja pondría dale a Bersani la ventaja para liderar un gobierno de coalición, ninguna coalición podrá gobernar efectivamente sin el control del senado. Los escaños en la cámara alta se deciden a nivel regional, y los analistas coinciden en que este es el lugar donde se dará la verdadera batalla. Berlusconi y sus aliados esperan ganar suficientes escaños en el senado para hacerle la vida difícil, si no imposible, al eventual gobierno liderado por Bersani. Las encuestas sugieren una carrera muy apretada en el senado, sobre todo en las regiones de Lombardía y Sicilia.
Sin embargo, se especula que, en caso de que el resultado dé con un estancamiento político, el bloque de centro de Mario Monti podría terminar apoyando al de centro izquierda, con lo que Berlusconi y sus aliados saldrían fuertemente afectados. En este escenario, Monti se podría ofrecer para los puestos clave de un gobierno que sería liderado por Bersani.
El M5S, una ola de protesta y descontento popular, espera tener buenos resultados, pero su líder, Beppe Grillo, descartó cualquier tipo de alianzas con otros partidos. El comediante dice que los miembros de la clase política tradicional son “muertos vivientes” que deben ser expulsados con votos y sustituidos por candidatos más jóvenes que no estén contaminados por escándalos y denuncias de corrupción.