Ahora que el imaginario colectivo está tan entretenido con las profecías que dan por sentado que nos quedan un par de semanas de vida porque el mundo se va a acabar, me quedé pensando que en efecto, ojalá que se acabe el mundo.
No creo en el apocalíptico fin del mundo del que hablan algunos profetas de banqueta y otros que fundamentan sus hipótesis en los mayas. Si así es, pues la historia habrá demostrado que estaba equivocada, pero si el 22 de diciembre del 2012 seguimos blogueando en Animal Político, querrá decir que los escépticos teníamos razón.
Es posible que lo que suceda sea que inicie una era de mayor conciencia, y si así es, les cuento cuáles son las seis razones por las que quiero que se acabe el mundo que conocemos hoy.
No me digan que si el mundo que conocemos se va a acabar, estas seis razones no son de verdad buenas para que en efecto… esto llegue a un fin.