“Zapata fue el gran perdedor de la Revolución, el justiciero y el más íntegro”. Así lo asegura el historiador y novelista Pedro Ángel Palou en una entrevista con Animal Político en la que analiza la vida y obra de “El Caudillo del Sur”, uno de los personajes históricos de mayor trascendencia del movimiento revolucionario que hoy conmemora 102 años desde que se levantara en armas contra el régimen que presidió Porfirio Díaz durante más de tres décadas.
Durante la plática, el también autor de libro Zapata (Planeta, 2006) habla sobre el atractivo del personaje de Emiliano Zapata que aún perdura hoy día -“se ha convertido, por un lado, en un icono de las causas justas y, por otro, en un héroe pop”, asegura-; de la comparación con el otro gran héroe del pueblo y la Revolución, Pancho Villa; de los reductos que aún hoy perduran del ideal zapatista; así como del uso que la clase política hace del ‘símbolo Zapata’ en campañas y discursos.
“Zapata es un personaje que nunca cede, siempre se mantiene. Es un ejemplo que nos hace falta políticamente en México”
En su libro Zapata se avisa al lector de que va a encontrar “la historia de un hombre, no la de un héroe de cartón”. ¿A qué se refería con esta afirmación?
Zapata se ha convertido, por un lado, en un icono de las causas justas y, por otro, en un héroe pop, figura de camisetas y calcomanías, equivalente al Ché. Cuando vi Diario de Motocicleta me di cuenta que la nueva generación tiene un Ché “Totalmente Palacio”, que se vuelve revolucionario porque ve leprosos, por ejemplo. Tal lectura le quita el peligro que representa para el sistema. Por otro lado la lectura se vuelve ahistórica y no se evalúan los problemas estructurales del sistema (digamos, hoy, el capitalismo democrático). Releer a Zapata, devolverle el peligro, hacerlo humano eran las tareas que me ocupaban. Zapata es el gran perdedor de la revolución, el justiciero y el más íntegro, por eso lo escogí, porque nunca cede, siempre se mantiene. Es un ejemplo que nos hace falta políticamente.
Como acaba de exponer en su respuesta, al igual que otro líderes revolucionarios como ‘El Che’ Guevara, hoy la imagen de Emiliano Zapata se ha convertido en un icono de la lucha y la resistencia del pueblo. Pero, ¿qué queda hoy del legado ideológico de Zapata?
Existe el Zapatismo del EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) que toma como bandera el viejo ideal justiciero de Zapata, pero es otra cosa. No queda nada porque el campo fue traicionado por enésima vez en el salinismo con la reforma del artículo 27 y hoy es un desastre. Por eso digo que Zapata es el gran perdedor.
“La revolución es una traición gigantesca a sus propios ideales sociales y termina siendo una revolución burguesa”
Pero además de camisetas, el ‘símbolo Zapata’ también ha sido utilizado por la clase política -sin ir más lejos, la panista Josefina Vázquez Mota dio un discurso a un lado de la estatua de “El Atila del Sur”, en Cuautla-. ¿Cree que la imagen del general ha sido ‘manoseada’ para defender causas que, tal vez, Zapata jamás hubiera apoyado en vida?
Por supuesto. Zapata les hubiera seguido haciendo la revolución a todos. Y estos últimos gobiernos son aún más la antítesis del zapatismo. Representan, para seguir el símil, a los hacendados corruptos que tanto combatió. No se nos olvide que Zapata muere en una traición. Que la revolución mexicana es una traición gigantesca a sus propios ideales sociales y termina siendo una revolución burguesa. El PAN no tiene que ver nada con Zapata y el PRI lo usó hasta el cansancio, pero tampoco lo entendió, valoró o rescato.
“El PAN no tiene que ver nada con Zapata y el PRI lo usó hasta el cansancio”
Otro de los grandes héroes de la Revolución fue Pancho Villa. Sin embargo ambos revolucionarios, aunque tenían un mismo objetivo final, iniciaron el movimiento insurgente por motivos muy distintos. ¿Qué es lo que diferencia a El Centauro del Norte y El Caudillo del Sur?
Villa empieza la Revolución como aventurero. A Zapata la revolución se lo “encuentra” haciendo justicia para los habitantes de su pueblo. Zapata es un legalista. El Plan de Ayala es claro: “Justicia y ley”. Devolverle sus tierras a los legítimos poseedores. La revolución campesina de Morelos no tiene nada que ver con la revolución villista, o con su traición, el constitucionalismo o el obregonismo.
¿Podemos, por tanto, asegurar que Zapata era más un líder ideológico y Villa un líder militar?
Bueno, Zapata era un militar, también avezado, pero sus tácticas de guerra de guerrilla servían en las montañas, no hubieran sido aplicables a gran escala. Cuando Villa y Zapata se encuentran en Xochimilco (y luego van a Palacio Nacional) el suyo es en realidad un desencuentro. Son dos proyectos totalmente distintos de país.
“El campo fue traicionado por enésima vez en el salinismo con la reforma del artículo 27 y hoy es un desastre”
Ciento dos años después… ¿queda hoy día en México un personaje o movimiento similar al que inició Zapata?
No hay personajes de una sola pieza, incontrovertibles en el México de hoy. Hay quienes buscan el poder a toda costa (Zapata odiaba a los periodistas, a quienes llamaba guacamayos, pero desconfiaba de los políticos veleta) sin importarles sus ideales. Pero los ideales de Zapata, además, no eran personales, eran colectivos. Eso es lo que siempre se nos ha olvidado: que Zapata es la cabeza de un movimiento agrario comunitario, cuyas soluciones locales colectivas funcionaron mientras duraron (en el idilio de los meses del convencionalismo). De hecho la novela Zapata sostiene que se ‘entrega’, se inmola pensando que si él muere el zapatismo -sus ideales- seguirán vivos, como le hace ver a Gildardo, ‘el gordito’, Magaña.