Luego de que en agosto pasado la familia de Digna Ochoa solicitara a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos investigar las circunstancias en que la abogada perdió la vida, hace exactamente 11 años, el secretario ejecutivo de este organismo continental, Emilio Álvarez Icaza, adelantó ayer que, debido a la saturada agenda de audiencias, esta petición no podrá ser abordada en su 146 periodo de sesiones (que se realizará del 29 de octubre al 12 de noviembre), pero aclaró que la posibilidad de admitir el caso para su análisis no está cancelada y podrá ser retomada en el futuro próximo.
Como se recordará, la abogada y defensora de derechos humanos murió el 19 de octubre de 2001, “también un viernes, como será en este año”, recordó ayer su hermano Jesús, a causa de disparos de arma de fuego que recibió mientras se encontraba en su despacho de la colonia Roma y que, según la Procuraduría General de Justicia del DF, se ocasionó ella misma, conclusión judicial que los familiares y compañeros de Digna Ochoa consideran, desde entonces, como un intento por ocultar que en realidad se trató de un asesinato, cometido por razones políticas, ya que defendía a distintos activistas y guerrilleros presos.
“No está descartado conceder una audiencia a los familiares de Digna Ochoa“, explicó en entrevista Álvarez Icaza, quien presidía la Comisión de Derechos Humanos del DF cuando, en 2004, dicho órgano concluyó que en la investigación de la Procuraduría capitalina sobre la muerte de Digna Ochoa, y en su hipótesis del suicidio, existían diversas irregularidades.
Álvarez Icaza, quien fue nombrado como secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en julio pasado, explicó que para el próximo periodo de sesiones del organismo continental se recibieron 170 peticiones de audiencia, sin embargo, sólo existe la posibilidad de atender a 42 solicitantes, razón por la cual se decidió dejar fuera, en esta ocasión, el encuentro con la familia Ochoa.
“La CIDH tiene que mantener en equilibrio las solicitudes que llegaron de todo el continente –explicó–, no sólo hay peticiones de grupos civiles, sino también de los Estados parte y, además, algunas otras audiencias son impostergables debido a que la CIDH está preparando informes sobre esos casos específicos”.
Sin embargo, subrayó, “no está descartado evaluar la petición y recibir en un próximo periodo de audiencias a la familia de Digna“.
Por su parte, el abogado David Peña, representante legal de la familia Ochoa y Plácido, consideró que la postura fijada por Álvarez Icaza es una señal positiva, ya que “es importante que la Comisión Interamericana no cierre la puerta al caso y mantenga abierta la posibilidad de atendernos”.
En su momento, recordó Peña, “el asesinato de Digna llamó mucho la atención del sistema interamericano de derechos humanos, al grado de que representantes de la CIDH participaron como observadores en la primera fase de la investigación, sin embargo, después se retiraron. Posteriormente, conforme las indagatorias señalaban cada vez con más claridad a integrantes del Ejército Mexicano como autores del atentado, la Procuraduría de Justicia del DF fue construyendo la hipótesis del suicidio”.
Por ello, concluyó, admitir el caso es una oportunidad no sólo para hacer justicia, sino también “para que la misma Comisión Interamericana reconozca errores cometidos por este mismo organismo en el pasado, en el tiempo en que se desarrolló la investigación”.
Así, Peña informó que prepararán una nueva petición de audiencia con la idea de ser atendidos por la CIDH en febrero próximo, pero no únicamente para recibir información del caso, “lo que pedimos es una audiencia de admisibilidad, es decir, una reunión en la que la Comisión determine si abre o no una investigación del caso.”
Cabe destacar que, al momento de su muerte, Digna Ochoa defendía legalmente a activistas de Querétaro, a campesinos acusados de pertenecer al Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) y a los hermanos Cerezo, a los que el gobierno implicaba en ataques dinamiteros. Ayer, además, durante un acto en homenaje a la abogada, su ex compañera, Pilar Noriega, recordó que tres días antes de su asesinato, Digna había recibido amenazas anónimas.
Las anomalías
En julio de 2004, y siendo presidida por Emilio Álvarez Icaza, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal presentó su Informe especial sobre las irregularidades en la investigación del caso Digna Ochoa.
A continuación, te presentamos un resumen de dichas anomalías, mismas que, según el ombudsman capitalino, “generan poca certeza” sobre la hipótesis del suicidio:
– Aunque el cuerpo de Digna Ochoa presentaba diversas lesiones, la Procuraduría de Justicia del DF no registró en su averiguación previa cuántas eran, sus características ni el “agente” con el que fueron ocasionadas.
– La indagatoria tampoco señala cuántas heridas de bala presentaba el cadáver de la abogada, ni cuál fue la trayectoria de los proyectiles o qué órganos y tejidos afectaron.
– Durante la investigación de la PGJDF, nunca se evaluó cuánta sangre perdió Digna Ochoa a causa de las balas o si, dada la gravedad de las heridas, era posible que realizara “movimientos de desplazamiento” (según la Procuraduría, Digna se disparó en una pierna y luego en la cabeza, quedando su cuerpo en una posición que obligatoriamente requerida de un incómodo giro).
– La Procuraduría tampoco realizó un estudio de mecánica de hechos, por lo que era imposible que determinara científicamente la ausencia de victimarios.
– Durante la indagatoria tampoco se determinó la distancia a la que se realizaron los disparos y, tal vez lo más importante de todo, la Procuraduría (encabezada entonces por Bernardo Bátiz), ni siquiera intentó explicar la razón de que en las manos de Digna no hubiera rastros de pólvora, a pesar de sostener que fue ella misma la que se disparó.
El próximo domingo a las 12 horas la Pastoral Social de la Iglesia Católica realizará una misa en memoria de la defensora de Derechos Humanos en la Iglesia de la Resurección, ubicada en avenida Aztecas, esquina con Ixtlixóchitl, de la colonia Ajusco, en Coyoacán.